Leganés - Sevilla: Que la épica no tape la necesidad de fichar (1-1)
El Sevilla empató en la prolongación tras ir perdiendo desde el minuto 5 y de jugar la segunda parte con uno menos por la expulsión de Franco Vázquez
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Positivo. Por supuesto. El punto conseguido ayer por los de Nervión no se puede considerar de otro modo. Por las formas, por la situación, por el minuto… todo provoca que deje un sabor dulce. Y es que el Sevilla, que había pensado más en el ... Atlético de Madrid que en el Leganés, tenía todo perdido al ir por detrás en el marcador y jugar con uno menos durante 45 minutos. La expulsión de Franco Vázquez marcó un duelo que comenzó mal al adelantarse los locales nada más producirse el pitido inicial. Luego llegó el arreón de los pepineros, la reacción de los de Machín y el desconcierto que provocó Hernández Hernández con sus decisiones. Sobre todo, en el Sevilla, que reclamó -con razón- una segunda amarilla para Nyom por derribar a Franco Vázquez. Y precisamente esa jugada provocó todo lo que ocurrió en el descanso (la amonestación a Mercado y la roja directa al centrocampista argentino), lo cual rebajaba, y mucho, las aspiraciones de los de Nervión para rescatar algo de Butarque. Pero este equipo nunca se rinde. Y ayer no iba a ser menos. Con todo perdido, el Sevilla se lanzó en el tramo final a por el empate, el cual llegó cuando ya el reloj había sobrepasado el minuto 90. Entonces apareció Ben Yedder en medio de la espesa niebla para introducir el balón en la portería de Cuéllar tras un gran centro de Roque Mesa. Los nevionenses estallaban de alegría en caliente, lógico, pero en frío el análisis debe ir más allá. El punto sirve para seguir sin perder y para continuar en la zona alta de la clasificación, por más que Barcelona y Atlético hayan sacado ventaja en esta jornada, pero eso no debe tapar que este equipo necesita fichajes. Sí, en plural. Al menos, si quiere seguir aspirando a lo máximo en las tres competiciones, porque ayer volvió a quedar claro que, cuando faltan los «titulares», el equipo se resiente. Y mucho.
Y es que, centrándonos en el partido en sí, hay que decir que el Sevilla no estuvo bien. Que mejoró por fases y que le puso mucha casta en la segunda mitad, pero nota demasiado cuando falta alguna de las piezas clave. Y el mayor ejemplo es que a los cinco minutos ya se puso por detrás en el marcador. Kjaer no jugó por lesión y la defensa se resiente cuando eso pasa, algo que aprovechó Vesga, a pase de Nyom, para poner el 1-0 en el electrónico. Se podría haber dicho que fue un contratiempo puntual, pero los de Nervión sufren mucho sin Banega y Sarabia, y ambos fueron baja porque buscaron la tarjeta ante el Girona para llegar limpios al partido contra el Atlético de Madrid y, por qué no decirlo, para tener más vacaciones. Y así, a los de Machín les faltó de todo. Presencia en el centro del campo, peligro arriba y contundencia atrás. Ningún sevillista era positivo pensando en el resultado final, aunque es verdad que el equipo dio un par de arreones para intentar engancharse. A los quince minutos Franco Vázquez tuvo la primera ocasión, aunque la más clara sería la de Sergi Gómez que desbarató Cuéllar con el pie pasada la media hora. Y entonces llegó la jugada que marcó el duelo. Corría el minuto 42 y el Mudo se marchaba por la izquierda, algo que dejó de hacer porque Nyom, que ya tenía una amarilla, lo derribó. Hernández Hernández señaló la falta pero no se metió la mano en el bolsillo, lo que provocó un enfado mayúsculo en un Sevilla que comenzó a ser tarjeteado tras el pitido que indicaba el descanso. Mercado veía sobre el césped una amarilla y ya en el túnel de los vestuarios Franco Vázquez le llamó «caradura» al árbitro, llevándose la roja directa.
A Machín le tocó mover el banquillo, porque encima Jesús Navas acabó la primera parte con molestias. Entró Promes. Y luego lo harían Gnagnon y Nolito por Mercado y André Silva. Parecía, por tanto, que hasta el entrenador se daba por vencido viendo cómo se estaba desarrollando un partido que, encima, iba contando cada vez con más niebla. Pero nada más lejos de la realidad. El Sevilla se lanzó a por el empate en la recta final guiados por las buenas actuaciones de Amadou y Roque Mesa, quien precisamente encontró, ya en el tiempo de prolongación, a Ben Yedder. El canario centró el balón desde de la izquierda y el franco-tunecino lo introdujo dentro de la portería rival tras un remate de cabeza.
El gol del delantero, que siempre aparece, fue el premio a un equipo que siempre cree, que nunca termina de hincar la rodilla por más que tenga todo en contra. Son ya ocho los partidos que llevan sin perder en LaLiga los de Nervión, lo cual les permite cerrar el 2018 como tercer clasificado. Eso sí, el empate, aunque deja buen sabor de boca, no les permite seguir el ritmo de Atlético de Madrid y Barcelona, que ya están a dos y cinco puntos, respectivamente.
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