Cuidando la imagen

Los tiempos cambian que es un primor. Anteriormente, cuando las autoridades visitaban el desarrollo de unas obras, pues lo hacían sin otros aditivos que la propia vestimenta que habían elegido para la oportunidad de la fecha. Ahora, para llevar a cabo igual cometido, por ejemplo en el tramo de la A-40 que unirá Torrijos con Toledo, el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, Jesús Labrador, acompañado por diputados y senadores de su partido, se acondicionan con el chaleco verde y reflectante, y el casco blanco protector, a pesar de que sobre sus anatomías no existe obstáculo alguno que pueda derivar en derribo de cascotes, además de que el sol luce a pleno esplendor.

Pero la foto, junto a las máquinas pesadas que allanan el territorio y los técnicos correspondientes, es más impactante y transmite una jornada laboral en arduo cometido de entrega y, por ello, todos los participantes en el reconocimiento de las obras miran a la cámara con la satisfacción del deber cumplido con la máxima corrección política. El comentario no da para más, pero nos indica que las formas hay que cuidarlas al máximo, por aquello de que la imagen podría llegar acompañada por comentarios laudatorios cuando aparezcan los medios escritos o televisivos. Y esto es lo que importa, siempre que vaya adornada con los complementos adecuados. Seguro que a partir de la visita protocolaria las obras avanzarán a un ritmo trepidamente, aunque están programadas para el final de este este año.

Autodenominados progresistas acusan al gobierno nacional de «xenófobo» por aquello de que los inmigrantes irregulares deberán cotizar a las arcas públicas si pretenden beneficiarse de la tarjeta sanitaria gratuita. Es lo que hacemos todos los españoles legalizados pagando los impuestos y, por lo tanto, nadie entiende esta descalificación progue que se sale de madre. Algunos todavía no se han enterado de que atravesamos una seria crisis económica que obliga a constantes recortes presupuestarios por muy dolorosos e impopulares que sean.