Un teatro rehén a la espera de juicio

El futuro del Teatro Albéniz pende de un hilo. Si hasta hace unas semanas ser declarado «Bien de Interés Cultural» (BIC) era la única tabla de salvación a la que este histórico edificio podía agarrarse, el sueño de recuperar el esplendor del pasado parece ahora una simple quimera. Los «okupas» del Hotel Madrid tienen otros planes para él. Desde que descubrieron que el hotel está conectado con el teatro comenzaron a elucubrar diversos usos, todo bajo la justificación de que sus dueños —la familia Moro— «no había hecho nada por evitar su cierre».

Aunque de momento no se han puesto de acuerdo —algo bastante habitual en en ellos— los usos que los nuevos inquilinos del hotel quieren dar a estas instalaciones son las de «un teatro de calidad». Con ello, se refieren, según el último comunicado que han emitido al respecto, a utilizar el teatro como «un ateneo popular, un espacio “libre” para la formación, investigación y expresión de todas las artes y que a su vez pueda cumplir funciones sociales».

En sus proyectos para el teatro, ni rastro de las obras que colgaron el cartel de «no hay localidades» en sus últimos años de funcionamiento, como «Yo Claudio», «El Retablo de las Maravillas», o la danza del Ballet Nacional de Cuba o de Antonio Canales. «Hemos pensado en el teatro», afirman. Sin embargo, otros opinan que más que en el teatro están pensando en sus fines. Así lo creen los «Amigos del Albéniz», que ayer se enfrentaron definitivamente con los «okupas» del hotel, dejando clara su posición al respecto: «Queremos que el Albéniz sea un teatro público, que desarrolle una programación que tenga como modelo la que este teatro legendario tuvo: rica, variada y de alta calidad».

Nada que ver con los usos que pretenden darle los «okupas». En el mismo comunicado, la plataforma para salvar el Albéniz se muestra preocupada por los posibles desperfectos que pueda sufrir si los «okupas» usan el teatro como han hecho con el hotel. Por su parte, la Asociación Española de Directores de Hotel en Madrid pidió ayer a la Delegación del Gobierno el «inmediato desalojo» del Hotel Madrid por los «resultados negativos que está teniendo en la imagen turística».

Mientras que los «mármoles, símbolo de su belleza» o «las tapicerías, cortinajes y telones de gran riqueza y elegancia» —de los que hablaba ABC en sus páginas el día de su inauguración el 31 de marzo de 1945—, se cubren de polvo, los «Amigos del Albéniz» se muestran muy preocupados por todo cuanto alberga el edificio. La plataforma cree que si los «okupas» entran finalmente al Teatro Albéniz provocarán desperfectos, alteraciones u modificaciones que frustren el carácter BIC que dictó este verano el Tribunal Superior de Justicia de Madrid y que esperan que ratifique pronto el Supremo.