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El fuego se ceba en Cuatro Vientos

El tráfico civil del aeródromo se cerró más de doce horas. El incendio arrasó dos naves por completo

M. J. ÁLVAREZ

El intenso olor a quemado y la enorme columna de humo —visible en media ciudad durante toda la mañana de ayer—, motivaron que desde el aeródromo de Cuatro Vientos avisaran a los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid. Ni siquiera había amanecido y grandes llamaradas salían de dos hangares del aeródromo de Cuatro Vientos como enormes lenguas de fuego.

Eran las 06.45 horas y cuando llegaron las primeras dotaciones comprobaron que el incendio llevaba mucho tiempo activo: la carga de fuego alcanzaba ya las cubiertas, a punto de colapsar, lo que complicó y alargó las tareas de extinción. Hasta el lugar se tuvieron que desplazar hasta doce dotaciones de bomberos, que junto a las tres de las instalaciones —divididas en una base militar y el Real Aeroclub España, para vuelos privados, zona en la que se originó el siniestro— se afanaron para controlar el fuego, cuyas causas están siendo investigadas por la Policía.

Las llamas se cebaron en los dos hangares citados, alquilados como almacén por una empresa de restauración que trabaja para el restaurante enclavado en el aeropuerto y que, al parecer, pertenecen al Race y que no quisieron hacer declaraciones a ABC. A la llegada de los efectivos, la nave más grande, de unos tres mil metros cuadrados, ardía por los cuatro costados, mientras que el peligro se situaba en la aledaña, de unos mil metros: almacenaba medio centenar de bombonas de acetileno, oxígeno y butano, con el consiguiente peligro de que explosionaran y provocaran daños mayores, informó un portavoz de Emergencias Madrid.

Por ello, durante los primeros minutos, los efectivos se centraron en sacarlas fuera y en enfriarlas. «Creemos que el fuego empezó en la nave lateral, en la de las bombonas. No sabemos porqué acumulaban ahí tantas», explicó Juan Orellana, uno de los efectivos que participó en las labores de extinción, a Ep. En la otra nave había sillas, mesas, cajas y diverso material de cafetería.

Después, ante la inminente caída de la estructura, los bomberos se vieron obligados a atacar las llamas desde el exterior en cuatro frentes. Una vez superado el riesgo, pudieron entrar dentro con equipos de respiración autónoma, provistos de mangueras con el fin de apagarlo. Cuarenta minutos después lograron controlarlo, sin embargo, la extinción total se prolongó por espacio de más de nueve horas, dadas la dimensiones y el material acumulado en los hangares. Por ello, a las 21 horas permanecían cinco dotaciones de bomberos dedicadas a refrescar y remover los rescoldos. El trabajo de los efectivos fue arduo y lento y prosiguió por la noche, como medida de seguridad con el fin de que no se reavivara el fuego.

A las cinco abrió al tráfico

A pesar de lo aparatoso del siniestro y de la destrucción de las dos naves de grandes dimensiones, no hubo que lamentar daños personales, dado que ambas instalaciones estaban vacías. Lo sucedido en un lateral del aeroclub provocó el cierre del tráfico aéreo privado hasta las 17 horas. De un lado, los nubarrones de humo impedían la visibilidad en una de las cabeceras de la pista, y de otro, las condiciones meteorológicas adversas no a aconsejaban ayer el vuelo de las avionetas por la escasas visibilidad debido a la lluvia, explicaba AENA a ABC.

No obstante, en el momento de producirse el incendio el aeródromo no estaba operativo todavía. Funciona de sol a sol, es decir, desde que amanece hasta que anochece. Cuando iba a hacerlo fue la torre de control avisó de que no podría estar operativo.

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