Festejos para todos los gustos

El tradicional Ofertorio a la Virgen de la Asunción en el municipio salmantino de La Alberca y la refrescante cita del «Chúndara» de Peñafiel atrajeron ayer a miles de vecinos y turistas a dos de los principales actos de las fiestas patronales que celebran ambas localidades.

Orgullosos de sus tradiciones, los albercanos revivieron ayer cinco siglos de historia en la celebración del Ofertorio a la Virgen de la Asunción, declarado de Interés Turístico Nacional. La jornada arrancó con un pasacalles al ritmo de un tamborilero, que dio paso a la eucaristía en la parroquia del municipio. Desde allí, los presentes acompañaron en procesión a la Virgen por las calles, al son de la música de la dulzaina, el tamboril y las castañuelas.

Con los hombres ataviados con atuendos tradicionales y la féminas con el obligado «traje de vistas», la comitiva continuó hasta la Plaza Mayor, donde se procedió a la ofrenda del pan y el ofertorio, que consiste en la donación de varias hogazas bendecidas durante la misa y que posteriormente fueron repartidas en las casas de los enfermos del pueblo.

En Peñafiel, miles de personas se dieron cita para revivir al grito de «Chúndara» la tradicional procesión laica que desde el año 1950 recorre las calles de esta localidad todos los 15 de agosto a las 17.00 horas.

Puntuales, las peñas y los forasteros iniciaron este primer pasacalles de las fiestas de Nuestra Señora y San Roque al compás del «Chúndara tarata Chúndara», adaptación del pasodoble «La entrada» de Esquembre, con su famosa letra «Viva el pijo del tío Bernardo», informa Ical.