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Hallab lleva ocho años sin ver a sus padres y a sus cuatro hermanos de El Aaiún
Hallab, que vive en los campamentos de refugiados y lleva ocho años sin ver a sus padres y a sus cuatro hermanos, estaba incluido en este programa humanitario, puesto en marcha en 2004, con el objetivo de facilitar el reencuentro entre las familias separadas por el llamado «muro de la vergüenza». De él se han beneficiado 13.000 de los 40.000 candidatos que lo solicitaron. Cerca de 25.000 se encuentran en una espera indefinida y unos 2.400 han sido rechazados «bajo diferentes excusas, incluidas la de ser perseguidos por la justicia marroquí», «que la familia del solicitante no haya sido localizada e, incluso, que esta no quiere recibirles», según denuncia a ABC Abdeslam Omar, presidente de la Asociación de Familiares de Presos y Refugiados Saharauis (Afrapredesa) y portavoz de Mohamed Halab.
«A Mohamed –explica Omar– Marruecos le acusa de haber participado, cuando era menor de edad y vivía en El Aaiun, en manifestaciones que reclamaban la independencia del Sahara y el respeto a los derechos humanos. Se le acusa de alterar el orden público, tirar piedras, atentar contra la seguridad del Estado y otras acusaciones que nada tienen que ver con el código penal marroquí».
Vetado en dos ocasiones
Es la segunda vez que rechazan la solicitud de Mohamed. La primera interrumpió sus estudios universitarios en Libia cuando le anunciaron que había sido admitido, se pagó un billete de avión a los campamentos y, una vez allí, «le informaron de que el Gobierno de Rabat había vetado su visita», explica Enric Gonyanons, miembro de la ONG Fundación Mundobat, desde los campamentos saharauis, de donde tuvo que volver a marcharse Mohamed Hallab para acabar la carrera.
La segunda vez, hace algo más de un mes, ya había recibido la confirmación de que iba a viajar. Había realizado todos los trámites, se había hecho las fotos, había firmado los documentos requeridos e, incluso, le habían entregado el bolso obligatorio para el trayecto y el dinero para los gastos: unos 20 euros. «El 20 de febrero le comunican que vuela el 25, pero un día antes le informan de que Marruecos ha vuelto a rechazar su viaje», comenta Abdeslam Omar.
Al joven Hallab, que protagoniza el primer caso de huelga de hambre entre los 2.400 rechazados como medio de presión a Marruecos y Acnur, no le han convencido las razones «arbitrarias» recibidas, ya que, según explicaba en un comunicado, «incluso los combatientes del Ejército de Liberación Popular Saharaui, que se alzó en armas hasta el alto el fuego de 1991, pudieron beneficiarse del derecho a viajar a los territorios ocupados a reencontrase con sus familias».
«Aunque pague un alto precio»
El Gobierno marroquí alega que Mohamed tiene una orden de busca y captura
Acnur, que «está muy preocupada por el estado de salud de Mohamed, que empeora día a día y se empeña en seguir con la huelga de hambre», asegura que la Agencia «no tiene la solución». «No es Acnur quien decide quién viaja, sino las partes implicadas, tanto Marruecos como el Frente Polisario. Nosotros recibimos una carta del Gobierno marroquí alegando que Mohamed tenía una orden de busca y captura y que sería arrestado nada más entrar en el país, por lo que no podemos meterle en el avión», explica a ABC María Jesús Vega, portavoz de Acnur en España, quien asegura que están negociando desde el primer día, como «ocurre con los otros rechazados».
Hallab cumplirá mañana 30 días a base de agua y azúcar, dos menos de los que estuvo, hace un año, la activista Aminatu Haidar, quien ya se ha puesto en contacto con el joven saharaui para mostrarle su apoyo y su solidaridad.