Entre las excentricidades colgadas en su blog llaman «acciones secundarias» a cortes de carreteras; reventar cajeros automáticos y cámaras de videovigilancia; okupaciones de edificios propiedad de bancos; cortes de luz a sedes gubernamentales, medios de comunicación, y hoteles de lujo; escraches, y robos en supermercados, por mencionar sólo algunas.
En el kit del manifestante, añaden, no pueden faltar gafas de natación (los gases lacrimógenos se quedan impregnados en las lentillas, dicen), cascos, rodilleras, y esprays de nata o pintura y huevos para lanzarlos a la Policía: «Cualquier elemento que sirva para manchar las viseras y dificultar la visibilidad de los antidisturbios».
El delirio de la guía para el participante del 25-A tiene quizá su culmen en la petición de «colaboración ciudadana» que hacen a los vecinos de la zona , «algo que será difícil —apostillan—, pues no es un barrio obrero». Entre las ocurrencias está pedir que dejen los portales de par en par, la red de wi-fi abierta o que alimenten las barricadas en los cortes de calles.
Hacen un especial llamamiento «a las personas que por su trabajo están acostumbradas a afrontar situaciones que requieren fuerza, como mineros, bomberos, guardias de seguridad y gente con conocimientos en artes marciales», para golpear a la Policía.
Estrategia del 25-A: lanzar huevos a la Policía, reventar cajeros y cortar la luz
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