tribuna abierta
En qué se parece Mas a Morsi
Democracia es respetar la Constitución y los derechos de los ciudfadanos; de los que nos han votado y de los que no. Por este motivo cayó Morsi, no muy lejos de aquí
EL régimen nazi fue una de las peores pesadillas del SXX y el Holocausto judío una de las grandes vergüenzas de la humanidad. Por eso me parece reprobable utilizar este término para referirse a cuestiones muy alejadas en grado y naturaleza de tamaña desgracia. Tampoco es de recibo ir repartiendo otros epítetos que se han convertido en el pan de cada día. Por ejemplo, la facilidad con la que se le llama «fascista» a quien tiene una opinión política opuesta. Y ya no digamos «facha», que casi equivale a «mandón».
Estos días he participado en un pequeño debate sobre este tema en Facebook. Lo he tenido con queridos amigos independentistas. Independentistas judíos. Esto le da un matiz particular. Entiendo que se indignen y esa indignación es la mía. No siempre estamos acertados desde las filas del no nacionalismo. Aunque no tropezamos en esta piedra más que los nacionalistas, deberíamos dar mejor ejemplo. Sin embargo, cada vez estoy más convencida de que la expresión «fascismo» empieza a adaptarse a las formas de esta especie de revolución patriótica que se promueve desde el mismo establishment catalán.
Tenemos un régimen secesionista que, en cualquiera de las siglas políticas con las que se manifieste, convierte sus medios de comunicación en aparatos de propaganda ideológica y adoctrina a jóvenes y adolescentes desde los centros de educación. Patrocina la colocación de banderas independentistas en centros oficiales (ayuntamientos, parques de bomberos, comisarías de policía, etc...) y controla tanto colegios profesionales como sindicatos o asociaciones empresariales.
Además de aplastar los derechos lingüísticos de gran parte de la ciudadanía, perpetra demostraciones de fuerza echando a sus gentes a la calle o las reúne en delirantes «conciertos para la libertad», crea ficheros de datos de carácter personal para registrar «adhesiones a propuestas impulsadas por la Generalitat» de personas físicas y jurídicas y atropella nuestro derecho a no decidir colgando la bandera independentista en una caseta oficial de los Mundiales de Natación. Lo último que hemos visto, el lunes 29 de julio, fue como bajo el balcón del ayuntamiento de Mataró, en plena Fiesta Mayor, era quemada la bandera española con el beneplácito impertérrito de las autoridades, mientras la palabra «¡independencia¡» era coreada ostensiblemente por algunos regidores pisoteando el sentir de los ciudadanos no independentistas de la villa.
Democracia es algo más que ganar las elecciones con las urnas. Democracia es respetar la Constitución y los derechos de los ciudadanos; de los que nos han votado y de los que no. Por este motivo cayó Morsi, no muy lejos de aquí. Él también llegó al poder democráticamente y se dedicó a hacer avanzar su programa islamizador modificando unilateralmente la Constitución. Aquí se opta directamente por ignorarla, situándonos por encima de cualquier ley que se haya consensuado entre todos los españoles.
Los Hermanos Musulmanes y los Hermanos Independentistas comparten más de lo que a algunos les parece. Ambos quieren instaurar un proyecto utópico que va contra el signo de los tiempos y Mas/Morsi es su profeta. No le llamemos fascista. Pero hay suficientes elementos para llamar a esta política «fascistoide». Y ya ha ido muy lejos. Afortunadamente, esto no es Egipto. Aquí hay una democracia asentada con recursos suficientes para plantar cara en forma firme y pacífica. ¿Cierto?
Mª Teresa Giménez Barbat es escritora y miembro del Consejo Territorial de Upyd Cataluña.
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