Educación para el futuro

Pero, ¿sabemos qué supone educar? Educar a alguien no es embutirle la mayor cantidad de información posible, sino aquella que pueda ir asimilando. Educar es un acto que va más allá de una mera ocupación profesional y una permanencia en un centro docente.

La educación de un pueblo es un asunto de justicia. Ésta reclama bases objetivas de valoración que sirvan de estímulo para alcanzar la máxima extensión y calidad posible de la enseñanza. En este punto sale al paso un tema de singular importancia: la calidad en la educación. Enseñar tiene como fin primordial la siembra de conocimientos. Esto supone cruzar la frontera que da acceso al desarrollo en libertad de la inteligencia y por que está presente la libertad, enseñar no es amaestrar.

Los centros docentes transmiten conocimientos para formar a los estudiantes y que éstos logren conquistar su propia personalidad aprendiendo a encauzar su vida. La verdad suele abrirse camino desde el silencio y rara vez nace en medio del griterío y la algarada. Por esta razón se tiene que reclamar sosiego a los docentes y a los discentes, pero también hay que dotarles de medios suficientes que garanticen su autonomía, les permitan ejercitar su libertad, culminar sus proyectos y cumplir sus fines. Es responsabilidad de todos los agentes sociales colaborar en la financiación de la educación, la investigación y la formación de las generaciones futuras. Ahora más que nunca en época de crisis la educación es un medio para conseguir empleo y éste de calidad.