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lluvia ácida

La barba

La barba descuidada está de moda, y en semejante desaliño no sé si no hay que ver el síntoma de una época que no proporciona motivos para afeitarse por la mañana

David Gistau

DE Beatriz Manjón es la autoría de la frase más divertida de la semana pasada: a ciertas mujeres les gusta la barba, dijo, porque en ella «anidan habilidades para el bricolaje». De lo cual, abrumado por la expectativa, concluyo que, o me afeito la mía, ... o aprendo a montar estanterías. Sospecho que Manjón ocultó detrás de un eufemismo discreto, doméstico, lo que en realidad es otro tipo de sugestión mucho más primitiva. La que hizo famoso a Sébastien Chabal sólo por dejarse una barba que completaba una estampa de perfecto cavernícola en cuyas manos el balón de rugby evocaba el sílex de derribar bisontes. Chabal, con esa mirada que vale lo que una haka de los All Blacks, pasó inmediatamente a ser modelo de revistas femeninas, donde lo retrataron incluso en actitud de proteger a rugidos un bebé, como resumiendo todas las fantasías del macho proveedor bajo la improbable bóveda cavernaria de la rue Montaigne.

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