Suscribete a
ABC Premium

EL ÁNGULO OSCURO

LOS NIDOS DE ANTAÑO

JUAN MANUEL DE PRADA

Ignoro si en otro tiempo estuve loco; pero hoy, leyendo cierta entrevista, he sentido que he hecho el canelo durante todos estos años

LA democracia, nos instruía Somerset Maugham, es una fiesta a la que se invita a todo el mundo, pero en la que ... luego sólo puedes entrar si agasajas al portero. A agasajar al portero lo llamaba la vieja teología «halagar al mundo». Que la sentencia de Somerset Maugham es una verdad como un templo lo comprobamos, por ejemplo, en el modo en que los políticos demócratas confiesan su filiación: un político de izquierdas se confiesa de izquierdas tan campante y orgulloso de serlo; un político de derechas, en cambio, se presenta acomplejadamente como «centrista», o «reformista·, o cualquier otra mamarrachada al uso, pero no dirá ni aunque lo torturen pellizcándole las tetillas que es de derechas. Cuando alguien se declara de derechas se convierte, ipso facto , en un aguafiestas de la democracia; y lo que la democracia necesita son animadores, no aguafiestas. Sospecho que ahora mismo no hay en el mundo un solo demócrata, del Papa abajo, que se atreva a decir que es de derechas.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia