DESDE SIMBLIA
Panorama complejo
Sería conveniente para Convergencia Democrática de Catalunya, el partido de Mas, que Durán y Lérida acabase en el foso de los leones
El acuerdo entre la fiscalía y los abogados de Unió Democràtica de Catalunya -el partido de Durán y Lérida, así llamado porque nació en Alcampell, provincia de Huesca, en tierras de Aragón- para alcanzar una sentencia de conformidad en el llamado caso Pallerols, es en realidad una condena a dicho partido, acusado, convicto y hasta confeso de financiarse ilegalmente con fondos públicos destinados a programas de empleo. Esa sentencia de conformidad es en realidad una sentencia condenatoria, por mucho que su líder lo niegue como argumento para justificar que no dimite, después de haber afirmado en 2000 que lo haría, caso de que hubiera una sentencia condenatoria. Se dan, pues, el supuesto para que dimita. Otra cosa es que no lo haga. Dicho esto, señalemos que no es nuestro propósito comentar la solución dada al caso Pallerols. No hay complejidad, está claro lo que se han traído entre manos y también que le han dado carpetazo, en un más que un lamentable el enjuague por el que se reconoce el delito y se acepta la devolución de lo desviado. Más allá de tirar por los suelos a la justicia ante la opinión pública, la complejidad está en la situación que se deriva de todo ello, dados los vientos políticos que soplan en Cataluña.
Unió Democràtica de Catalunya es la pata menos independentista de CiU, al menos hasta el momento, y Durán y Lérida, que paradójicamente preside la Comisión de Asuntos Exteriores del Reino de España en el Congreso de los Diputados, uno de los más reticentes al proyecto rupturista de Artur Mas. Sería, pues, conveniente para Convergencia Democràtica de Catalunya -el partido de Mas- que Durán y Lérida acabase en el foso de los leones, así se quitaría de en medio a un molesto grano que podría infestársele. Sin embargo, es el gobierno que preside Mas el que se conforma con la devolución de los 388.000 euros para tratar de salir de tapadillo de la escandalera con una sentencia de conformidad y, al paso, le da un argumento a Durán para que donde dije digo… digo Diego. Esquerra Republicana de Catalunya, por boca de su máximo dirigente, Oriol Junqueras, ha pedido la dimisión inmediata. No ha servido su alianza con la coalición a la que pertenece Durán y Lérida, sencillamente le interesa eliminar obstáculos -como tal consideran los republicanos a Durán y Lérida- en su programa independentista. También se pide esa dimisión desde las filas del Partido Popular, aunque con la boca chica. Saben que Durán y Lérida es su aliado ideológico -Unió Democràtica de Catalunya es ideológicamente muy conservadora- y una de las bazas que pueden jugar políticamente contra el programa puesto en marcha por Mas, antes de actuar en otros terrenos. Los socialistas, por su parte, como suele ocurrirles últimamente andan descolocados, el PSOE dice una cosa y los socialistas catalanes otra.
Un panorama, pues, bien complejo, como la propia realidad en la que se mueve la política catalana, con un presidente que pide diálogo sobre hechos consumados que él ya ha decidido unilateralmente. En su anunciada visita a Madrid buscará que le digan no, le gustaría todavía más que le dieran un portazo y así alimentar su victimismo. La situación es muy compleja, el gobierno debe actuar con serenidad.
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