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punto de fuga

¿Es indivisible Cataluña?

josé garcía domínguez

Hacen mucho ruido, la especialidad de la casa, pero son una minoría; estridente, disciplinada, gregaria, entusiasta e inasequible al desaliento, sí, pero minoría al cabo. Son, ahora lo sabemos sin margen alguno ya para la duda metódica, exactamente 1.861.753 almas en pena. Y ... 1.861.753, se pongan como se pongan, no llega, ni de lejos, a la mitad más uno de los habitantes de Cataluña. Repárese, para escarnio de “maulets”, en el muy desolador ejemplo de Hospitalet del Llobregat, la segunda capital del país imaginado, donde ni el 18% alcanzan (tomando como base el último censo de participación electoral, el de 2012, los secesionistas apenas congregan un 17,7% de las voluntades locales). Asunto, el de la definitiva desafección patriótica del grueso de la población revelado por la aritmética más elemental, que no parece inquietarles en absoluto. De muy antiguo es sabido, son de piñón fijo. Así las cosas, ¿por qué no ir pensando en un divorcio amistoso, en una fórmula civilizada de resolver el contencioso identitario que nos escinde sin remedio?

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