Mundial de Brasil 2014
David Villa, el gol de España
El asturiano resolvió con dos buenos tantos el destensado amistoso contra El Salvador antes de partir a Brasil y ya lleva 58 con la selección (2-0)
Enrique Yunta
España, lejos de llenar la mochila de goles antes de partir a Brasil, se contentó con un «bien, gracias», insulso triunfo ante El Salvador del que poco se puede salvar más allá del festín de David Villa . La campeona del mundo concluyó su periplo ... por Washington con un amistoso que cumplió a la perfección con ese apelativo porque no hubo ni tensión ni rival, un animado entrenamiento con público y sin demasiados confetis a la hora de la siesta y en unas condiciones exigentes. Sirve la prueba para que la selección se aclimate a jugar con calorazo y para que los internacionales sumen minutos a cinco días del estreno del Mundial, todos sanos y en condiciones. Ahí espera Holanda , un enemigo por fin serio que medirá realmente el verdadero deseo de este grupo por conquistar otra estrella y bordarla en el pecho, cerca del corazón. [Narración del España-El Salvador ]
Del Bosque se apoyó en los que no estuvieron en Sevilla contra Bolivia y montó un once con cara y ojos, reconocible porque aquí realmente importa poco quién juega. España no renunciará jamás a la pelota y la tuvo todo el tiempo que quiso contra El Salvador, aunque le faltó la chispa y la gracia que se adquiere en una competición de verdad. Los amistosos, cuyo valor a veces queda en entredicho, tienen muchísimo peligro porque se esfuma la tensión y porque pueden generar más dudas que otra cosa. Y el que más carga en estos momentos es Cesc , alterado ahora que se habla todos los días de su futuro y porque a los tres minutos desperdició un penalti que hubiera cambiado el paisaje. Los once metros siguen siendo el punto débil. [Fotogalería: las mejores imágenes del España-El Salvador ]
Entre tanto cambio, el partido debe resumirse por capítulos. Del primero se extraen algunas buenas noticias como la progresión de Diego Costa, titular y ansioso por gustar después de todo lo que se ha hecho por él. Exhibió músculo y responde bien esa pierna derecha, cada día mejor y explosivo a la hora de galopar con espacios. Provocó el penalti que desperdició Cesc y piso área con frecuencia, aunque le pudo la ansiedad en su segundo servicio para España. Además, se gustó Xabi Alonso desplazando el balón, otra variante al eterno toque horizontal y que encontró aliados a la carrera. Y aguantó Juanfran, observado con lupa para ver cómo estaba ese tobillo que tenía en alerta a los médicos. A falta de aciertos y fiesta, cabe contentarse con estas pequeñas cosas. El equipo, de momento, está sano.
Y por aquello de que el fútbol tiene gracia cuando hay goles, la versión «B» de Del Bosque gustó más y dio vidilla a la tarde. Sólo en cinco minutos en el campo, Silva hizo más que nadie y agitó al equipo con sus diagonales, un virtuoso que contagia al resto y que pide paso a gritos. España fue a más, mantuvo el asedio constante y dio a conocer a Henry Hernández, valiente portero de El Salvador que se salió en la noche de su vida. Después de intentarlo hasta la desesperación, por fin un gol, que en la selección siempre ha sido cosa de David Villa aunque ahora enchufe menos. Alonso colgó otra vez con maestría, la acomodó Sergio Ramos con la cabeza y el asturiano le robó la foto a Diego Costa cuando el hispanobrasileño sólo tenía que empujarla. Es la avaricia de los goleradores, que son y serán siempre así.
Se consumió la cita con el eterno carrusel de sustituciones, guión inalterable en esta clase de bolos que destensa por norma los minutos finales. No se puede decir que el equipo maravillara, pero tampoco debe haber demasiados reproches porque se sabía de antemano a lo que se venía a Washington. Ni Bolivia ni El Salvador valen para calibrar el nivel de España, aunque sí debe servir para trabajar el remate. Dos goles son muy pocos y más cuando se vive instalado en el campo rival.
Debut de De Gea
Para finiquitar el entuerto, Del Bosque quiso premiar a David de Gea, que por fin debutó con la absoluta después de acudir varias veces a la dinámica del grupo. Tuvo ocho minutos y más o menos el mismo trabajo que Casillas, nada de nada, pero asistió desde el césped al segundo de Villa sobre la bocina. Siempre será el gol de España.
David Villa, el gol de España
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