Las formas más increíbles de llegar al Mundial 2014
Casa rodante, bicicleta, moto, camión o un autobús entre amigos. La peregrinación a Brasil desde toda Sudamérica no se detiene
Tomás Rudich
Brasil será estos días la meca de una multitudinaria peregrinación: desde diversos rincones de Sudamérica, decenas de miles de fanáticos del fútbol se preparan para llegar al Mundial 2014 por las vías más inverosímiles. Casa rodante, bicicleta, motocicleta, camión, coche particular con remolque o ... un autobús entre amigos. Los medios son diferentes, pero los objetivos similares para todos: cumplir el sueño de ver un Mundial, vivir una experiencia diferente entre conocidos, y hacerlo a un coste más económico.
«Lo vivimos como la única oportunidad de nuestras vidas de ir a un Mundial», asegura Mariano Cirio, uno de los argentinos dispuestos a «invadir» entre junio y julio la tierra del clásico rival sudamericano. Para ello no necesitará reservar habitación de hotel ni comprar costosos pasajes de avión. Su transporte y su casa durante más de un mes será un autobús en desuso, que decidió comprar y adaptar junto a un grupo de nueve amigos para alentar en Brasil a la selección liderada por Lionel Messi.
El vehículo, de unos 12 metros de largo y modelo 1994, solía ser operado por una línea privada y utilizado por los obreros de una fábrica de acero de San Nicolás, una localidad ubicada unos 230 kilómetros al noroeste de Buenos Aires. Ahora le espera un recorrido bastante más extenso: unos 2.500 kilómetros para llegar a Río de Janeiro y varios cientos más para seguir a la «albiceleste» en Belo Horizonte, Porto Alegre y las distintas sedes donde le toque jugar.
Comprar el «colectivo», como se le dice en Argentina a los autobuses, costó 40.000 pesos (unos 5.000 dólares al cambio actual), pero esa sólo fue la parte inicial de la inversión que requirió un proyecto que comenzó durante una cena de amigos en febrero de 2012. «Con todos los arreglos llevamos metidos casi 300.000 pesos. Hubo que sacar la carrocería completa, cambiarle el tanque de combustible, poner tanques de agua para poder bañarse y tener agua de desecho. Y hacer las instalaciones de gas para la cocina, el calefón (calentador de agua) y la estufa», relata Cirio, de 28 años, que junto a sus amigos se encargó personalmente de hacer buena parte de las remodelaciones.
No es la única experiencia de ese tipo en Argentina. La venta y el alquiler de casas rodantes está viviendo un «boom» en el país gracias al Mundial, el primero en Sudamérica desde 1978. «Tenemos un 80 por ciento de los motorhomes (casas rodantes) rentados para la época del Mundial. Y esperemos llegar al cien por ciento», asegura Zulma Mirón, gerente de Motorhome Time, una de las principales empresas del rubro de la región. Junio y julio representan normalmente la temporada baja para la firma, que suele alquilar en esa época sólo el 10 por ciento de su flota.
La aventura de llegar por tierra a Brasil 2014 también causa furor en Chile , donde unas 3.200 personas están preparando una caravana que, aseguran, será histórica. «Habrá vehículos de todo tipo. Motos, autos, motorhomes, casas rodantes, camiones, campers. Según lo que hemos investigado, jamás se ha hecho una caravana de esta envergadura para un evento deportivo», dice su organizador, Alberto Schmidt, que cree que la experiencia va más allá de lo deportivo.
«No es solamente fútbol. Está el sentido de la aventura, de cruzar Sudamérica como si fuéramos unos colonizadores yendo a tierras lejanas. La idea es ir todos juntos y vivir una experiencia de vida, es algo que queda para siempre», sostiene el organizador. La caravana, que reúne a casi el diez por ciento de los 30.000 chilenos que se estima que viajarán a Brasil y partirá desde Santiago, contará con un «grupo de avanzada» que irá seleccionando los lugares donde podrán ir parando los vehículos por las noches.
Según Schmidt, el coste de la aventura oscila en un auto normal entre los 3.000 y 4.000 dólares, sin contar otro tipo de sacrificios que exige cumplir el sueño de ir al Mundial. «Muchos no se han ido en el verano y postergaron las vacaciones para el Mundial, otros directamente van a renunciar al trabajo. Otros se gastaron la plata que tenían para el matrimonio», explica Schmidt. «Yo tengo la suerte de que soy dueño de mi empresa, así que no tengo que pedirle permiso a nadie. A mi señora solamente. Pero ella es la más entusiasmada con el viaje», bromea el organizador, que tiene una firma dedicada al diseño y construcción de «stands» para ferias y exposiciones.
Miles de kilómetros al norte de Chile, dos intrépidos ciclistas ecuatorianos emprendieron su camino a Brasil mucho antes que el resto. Con el objetivo de promover el uso de la bicicleta como medio de transporte, iniciaron el 25 de marzo una travesía de 6.543 kilómetros que atravesará zonas montañosas y selváticas y concluirá el 25 de junio, día en que Ecuador se enfrentará a Francia en el Maracaná. «Es una forma de revolucionar en una sociedad que vive muy aprisa», señala el ciclista Ernesto Veintimilla, de 32 años, quien lleva en su espalda el eslogan «esta es mi revolución».
También hubo experiencias trágicas, como la del colombiano Jorge Pedreros Castañeda, que murió atropellado a principios de abril en Lima mientras viajaba al Mundial en bicicleta. Las peregrinaciones mundialistas, de todas formas, no son exclusividad del continente americano. Una de las más extensas corresponde al británico Hugh Thompson, que está realizando un recorrido de 25.000 kilómetros por los cinco continentes antes de llegar a Río. Con tal de estar en Brasil, todo es posible.
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