Convenciones, congresos o reuniones de trabajo, pero también bodas o fiestas particulares podrán celebrarse en el singular marco del Parlamento de Castilla y León que inaugurara en 1983 el entonces presidente de la Junta, el socialista Demetrio Madrid, y por el que han pasado Nalda, Aznar, Posada, Lucas, Herrera... Además del hemiciclo, también están disponibles el Salón Rojo y la antigua sala de comisiones, donde aún se encuentra gran parte del mobiliario utilizado por los procuradores, sin olvidar los despachos ya vacíos. Todo, a precios que rondan los 250 euros para los salones y los 500 por una mañana en el hemiciclo.
Es la vía que la Diputación de Valladolid ha decidido explotar para costear el mantenimiento del Castillo de Fuensaldaña y que ayer presentaron el presidente de la Sociedad de Desarrollo de Valladolid (Sodeva), Jesús García Galván, y el alcalde de Fuensalsaña, Carlos García Román. Además, las dependencias señoriales se convertirán también en espacio expositivo. De hecho, la que fuera cafetería de los parlamentarios se ha tornado en esta nueva etapa en una sala de promoción turística de toda la provincia, tanto de la oferta cultural como medioambiental o gastronómica. Como arranque, el Salón Rojo acogerá una exposición temporal en la que la Diputación trabaja en estos tiempos.
El monumento que fuera sede de las Cortes hasta que en 2007 el Parlamento se trasladó a un edificio de nueva planta en Valladolid, vio como su actividad se apagaba con la marcha de la actividad política. Al tiempo comenzó la búsqueda de un proyecto que permitiera salvar del abandono el castillo que, según las malas lenguas, alojara a los Reyes Católicos en sus encuentros furtivos previos a su boda.
La crisis irrumpió entonces como un elefante en una cacharrería y los planes que llegaron a prever la construcción de un hotel anexo al castillo reconvertido en centro de convenciones se diluyeron. La merma de fondos públicos frustró otros intentos y la falta de acuerdo acabó por decidir a la Diputación de Valladolid a reabrir el Castillo de Fuensaldaña, acondicionado en los últimos meses con trabajos de limpieza y pequeños arreglos a partir de un presupuesto modesto -ha invertido 60.000 euros- que busca lograr el mantenimiento de la construcción medieval sin descolocar las cuentas de la Institución provincial.
El castillo de esta localidad cercana a la capital vallisoletana será también sede de la nueva oficina de turismo del municipio y estará abierto al público. La visita guiada, con un recorrido de unos 45 minutos de duración, deberá ser obligatoriamente concertada en el teléfono 983427174. En principio, el horario de invierno (de octubre a abril) limita la atención a los fines de semana, aunque la organización está abierta a acordar visitas de grupos de más de 20 personas en cualquier momento. Para verano se prevé que el castillo esté abierto de martes a domingo, con acceso a la terraza del primer piso. Desde allí, las vistas son impresionantes.
Esta reapertura es, en palabras de Jesús García Galván, consecuencia del compromiso de todos los grupos políticos de la Diputación para no dejar abandonado el Castillo. Aunque reconoció que el papel del monumento se corresponde con un «uso razonable y comedido acorde con estos tiempos», aseguró que se trabajará para que se continúe ampliando la zona de visita en la medida que el presupuesto lo permita. Y siempre teniendo en cuenta que la Diputación permanece abierta a cualquier proyecto privado que genere más riqueza y empleo. «El Castillo es una vía para revitalizar la zona, que ha sufrido una pequeña depresión con la marcha de las Cortes», asumió el presidente de Sodeva mientras matizaba que el proyecto nace «con vocación de permanencia». Por su parte, el alcalde valoró la reapertura: «Fuensaldaña vuelve al público con su castillo y queremos que tenga empaque para que siga siendo el referente que ha sido siempre».