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TENIS | US OPEN

Ferrer pone la épica en Estados Unidos

Se metió en semifinales del US Open tras derrotar a Tipsarevic en un partido de casi cinco horas

Ferrer pone la épica en Estados Unidos EFE

ANDRÉS ARAGÓN

Vuelta al lugar de origen. David Ferrer se metió en semifinales del Abierto de Estados Unidos tras derrotar a Janko Tipsarevic . No es la primera vez que alcanza esta cota en Flushing Meadows. Hasta allí llegó también en 2007, punto donde dio comienzo un ascenso que todavía hoy dura. Su próximo rival saldrá del choque entre Del Potro y Djkokovic. Precisamente Nole, su verdugo en aquella noche de hace cinco años.

La presente edición del US Open tiene algo de exorcismo para Ferrer. El valenciano se desprende a raquetazos del recuerdo agrio de los Juegos Olímpicos . «Poco a poco vamos saliendo de ésta», le dijo el domingo Feliciano. A tenor de su actuación, «ésta», que no es otra cosa que la medalla que se esfumó en Londres, ya está enterrada. David Ferrer sigue ampliando límites.

El tenista alicantino se estrenó por fin en la Arthur Ashe , la pista reservada para la nobleza del torneo, y acusó la puesta de largo. Arranque tardío del de Jávea, que cedió el primer servicio del partido cuando las cuerdas aún estaban frías. Reapareció impetuoso, con golpes incisivos, profundos, que valieron cinco juegos seguidos. Pero faltaba Tipsarevic. Lo que surgió al otro extremo de la pista desbarató las previsiones. El tenista serbio se hizo enorme, gigante . Apoyado en un saque fortísimo, empezó a conectar golpes irreales. «Passing shots» ajustados al milímetro contra la línea, reveses paralelos llenos de mala intención y piernas. Fe y piernas para llegar a cualquier pelota.

Esa versión utópica de Tipsarevic se apuntó los dos siguientes parciales y desquició a Ferrer. Ayudó un problema en el pie, donde el valenciano tenía una uña clavada. Como el león y la espina. Ferrer se alzó y volvió a rugir, forzando un quinto y definitivo set descarnado . Fueron 13 juegos a pecho descubierto, con caídas, lesiones, grandes golpes, inoportunos errores y un último exorcismo: la victoria llegó en su bestia negra, la muerte súbita.

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