¿Somos Jekyll y Hyde?
tevenson creó en «El extraño caso del dr. Jekyll y Mr. Hyde» el personaje de un médico que descubre el fármaco que le permite transformarse en Hyde, un tipo perverso que acaba convirtiéndose en criminal («mal puro» en palabras del autor) y destruyendo a Jekyll. Precisamente el dramaturgo Fernando Sansegundo parte de esta destrucción de Jekyll-Hyde que leemos en la novela de Stevenson para crear un texto nuevo, en el que introduce dos mujeres, la hermana de una víctima de Hyde y la hermana del doctor Lanyon, amigo de Jekyll. En la obra de Sansegundo, Jekyll resucita a Hyde para rehabilitarse socialmente y se enamora de una de las jóvenes que viven en la planta superior del edificio. Pero Hyde no está dispuesto a ceder y escapa de su escondite en el laboratorio para asesinar, al tiempo que se apodera de la voluntad de Jekyll y amenaza a las mujeres.
Además de la atmósfera de misterio y de la intriga creciente, el interés del montaje radica en un texto que invita a reflexionar sobre la cohabitación en la naturaleza humana del mal y del bien, la fascinación por el mal y los procesos de ocultación de la verdad sobre uno mismo (están muy bien las escenas en las que Hyde se mira en el espejo, mientras que a Jekyll le aterra mirarse, como le aterra asumir su responsabilidad en los crímenes de Hyde, que no deja de ser creación suya).
La dualidad preside la puesta en escena de estética gótica, con vestuario de época y decorado decimonónico, con la división de los espacios en dos partes que reflejan los mundos de los personajes: a un lado, la habitación de las mujeres con el escritorio, donde se leen los diarios; a otro lado, el laboratorio donde habitan Jekyll y Hyde, espacio oscuro al que se accede traspasando la puerta oculta y descendiendo desde el piso de arriba.
La interpretación actoral es correcta, aunque la falta de vocalización y proyección de voz en las actrices impidió la audición en algunos momentos; destaca Domingo Cruz con un trabajo matizado como Hyde, que muestra un personaje irónico y seductor, pero muy cruel.
Teatro lleno y muchos aplausos.
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