El claustro de Palamós dispara las «quinielas» sobre su procedencia
El Centro de Estudios del Románico advierte de que solo un proceso de «tiempo, dinero y laboriosidad» aclarará los enigmas en torno al conjunto artístico

El claustro de Palamós está plagado de enigmas. Pendiente de escribir el último capítulo de la historia que certifique su origen y autenticidad, el conjunto pétreo levantado frente a una piscina en una finca privada se ha erigido en el icono monumental más mediático del momento. Informa El Norte de Castilla
El paso de los días sigue dando pie a especulaciones y teorías sobre el itinerario de años y vicisitudes históricas que pudo llevar a la localidad gerundense este conjunto de dos galerías de 20,8 metros por 21,9 que da cabida a diez arcos sobre columnas y capiteles con figuras de animales, seres fantásticos y vegetación.
A dos semanas de que salieran a la luz las indagaciones que desde 2007 lleva a cabo el profesor de la Universidad de Gerona, Gerardo Boto, no cesa el río de conjeturas sobre su procedencia . Las piedras llegaron a Madrid en 1931 desde un lugar que aún se desconoce compradas por un anticuario y los restos se instalaron en un solar que le cedieron en el barrio de Ciudad Lineal. En 1958, y después de peripecias varias , el conjunto fue empaquetado y trasladado en camiones a la finca Mas del Vent de la localidad gerundense de Palamós, actualmente propiedad de una empresa.
Con las imágenes de sus arcos al lado de una piscina se topó el leonés Gerardo Boto por casualidad en una revista de decoración francesa. A partir de ahí, cinco años de labor investigadora y tesón hasta que su irrupción en los medios de comunicación llevó a la Generalitat de Cataluña a actuar como no lo había hecho desde que tuvo conocimiento del caso, hace más de un año: pidió a la Fiscalía el permiso para entrar a la finca que hasta entonces habían negado los propietarios al historiador.
El mismo Gerardo Boto, habituado al trabajo solitario y de largo plazo de la investigación académica, se declaraba esta semana impresionado por la magnitud que ha adquirido 'el caso del claustro'. «Servirá para que la gente se acerque al románico, se interese y tome conciencia», decía sorprendido por su repercusión informativa.
A la espera de que una comisión integrada por un arquitecto y dos arqueólogos de la Generalitat de Cataluña emitan un informe sobre el conjunto artístico, desde el Centro de Estudios del Románico de la Fundación Santa María la Real, en Aguilar de Campoo, se ha hecho un llamamiento a la prudencia ante un asunto cuya trascendencia pública ha redoblado la presión sobre los investigadores en pos de datos sobre la autenticidad del claustro y sus posibles orígenes, trastocando el tratamiento de matices y calma usualmente requerido en una investigación científica. Más información en elnortedecastilla.es
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