El domingo por la noche, Rafa Nadal estaba contrariado. Vio muy cerca el objetivo y se le escapó cuando ganaba 2-0 en el tercer set. «Estaba nervioso, pasó una noche algo inquieta por la incertidumbre de verse en esa situación», reconoció Toni ... Nadal.
El número dos tenía que estar celebrando su séptimo Roland Garros y sin embargo estaba pendiente de la reacción de su rival, que había dado la vuelta a la tortilla pese a que el marcador aún era favorable al español. Una velada para reflexionar.
No quiso cenar con el resto del grupo y prefirió descansar en su habitación del hotel Alma, el que siempre escoge cuando compite en París. No es el más lujoso ni seguramente el más conocido, pero él se siente bien ahí, ha pasado muchas semanas de su vida. Cenó a solas y no quiso ver nada de su partido , ni siquiera leer lo que se había publicado por internet. Vio el telediario y se puso una serie, «The Unit», porque esta vez no tenía películas.
Seguía dándole alguna que otra vuelta al tema y encontró unos capítulos de Bola de Dragón , sus dibujos preferidos. Los ha visto mil veces, pero siempre se engancha. Esta vez, al tercer episodio, se durmió. Le esperaba la segunda entrega de la final.
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