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La barricada sindical

jaime gonzález

La huelga general que UGT y CC.OO. han convocado para el 29 de marzo -en la víspera de la presentación de los Presupuestos Generales- responde a una burda y previsible estrategia de desgaste del Gobierno de Mariano Rajoy que solo contribuirá a deteriorar la imagen de España, en un momento en que todos los esfuerzos del Ejecutivo se orientan a levantar la losa que mantiene al país sepultado.

La reforma laboral les sirve de coartada para desplegar su ofensiva, en paralelo con la de un PSOE que, extramuros del poder, pretende asentar sus reales en la calle.

La retroalimentación de intereses entre los sindicatos "de clase" y la izquierda parlamentaria no es nueva, pero no deja de resultar un sacarsmo que los sepultadores se arroguen el papel de garantes de los derechos sociales.

El mantra de la "paz social" llevó a los distintos gobiernos a calmar la voracidad de UGT y CC.OO.

El mantra de la "paz social" llevó a los distintos gobiernos a calmar la voracidad de UGT y CC.OO. con el maná de las subvenciones. Engordaron al monstruo hasta el extremo de convertirle en un poder fáctico, amantado hasta la náusea por la ubre del Estado.

No es ese el papel que la Constitución otorgó a los "agentes sociales" y va llegando la hora de bajarles la ración de mamandurria. La financiación de los sindicatos es una excrecencia democrática que responde a un esquema funesto: tanto te doy, tanto callas. Pero el monstruo es tan grande que ahora, mientras convoca huelgas generales, devora subvenciones ante el pasmo y asombro de un país harto de esta casta de intocables.

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