Ifema «rescata» a Manuel Cobo
El vicealcalde será coordinador de gestión de la institución ferial, un destino que podría cambiar en mesesAguirre, tras mediar en el nombramiento: «No soy rencorosa. Con Cobo, pelillos a la mar»
Con lealtad hasta el final, Manuel Cobo cerró ayer la puerta a su vida política de los últimos veinte años salvándole la cara, una vez más, a Alberto Ruiz-Gallardón. Alabando su buen hacer —«ha sido mi jefe, mi amigo, hemos compartido muchas cosas buenas y malas»—, y situándole al margen de toda responsabilidad en su situación: pasar de vicealcalde de Madrid a «coordinador de gestión en Ifema, a disposición del director general», Fermín Lucas.
Cobo insistió una y otra vez en que había sido él mismo el que convenció a Ruiz-Gallardón de que no podía acompañarlo: «Yo no tengo el perfil de secretario de Estado de Justicia». En todo caso, el cargo en Ifema, creado exprofeso para él —en una institución que gestionan a la par Comunidad Autónoma y Ayuntamiento de la capital— parece apuntarse como una solución provisional: en unos meses podría salir hacia otro destino más ajustado a sus méritos.
En su incorporación a Ifema no ha sido ajena la presidenta regional, Esperanza Aguirre, con la que ha tenido no pocos enfrentamientos. En este sentido, la interesada aseguraba ayer: «Yo tengo muchos defectos, pero lo que no soy es rencorosa. Con Cobo, pelillos a la mar».
En su despedida, con una gran carga sentimental, Cobo insistió en que «he dicho siempre la verdad», porque «me daba mucho corte que me pillaran en una mentira», aunque reconoció que «a veces he tenido que callar cosas que no se debían contar».
Sin rechazos
Quiso salvar también a la alcaldesa Ana Botella de cualquier suspicacia sobre su continuidad como vicealcalde: «No ha habido ni ofrecimientos ni rechazos: yo no soy la persona adecuada para la nueva alcaldesa, que necesita conformar un equipo». Está seguro de que «va a triunfar».
En su larga lista de agradecimientos, no se olvidó ni de sus más directos colaboradores, que se quedan en el Ayuntamiento —José Manuel Berzal, Patricia Lázaro y Ana Román—, ni del resto de trabajadores de la casa, prensa y compañeros de partido: los presidentes regionales del PP Luis Eduardo Cortés, Pío García-Escudero y Esperanza Aguirre, y los nacionales, José María Aznar y Mariano Rajoy, que le permitieron «tomar parte en las listas de mi partido desde el año 1991».
Pidió perdón a sus adversarios políticos, a los que, dijo, «siempre he respetado, y de los que he aprendido mucho». Y, sobre todo, a su familia, a quienes «les he quitado muchísimos momentos», sacrificados a la causa de la política. Como «los partidos de fútbol de mis hijos, los sábados» que nunca vio.
Dijo estar seguro de que podrá aportar mucho en su nuevo puesto, en el que colaborará con un buen amigo, el director de Ifema Fermín Lucas. E insistió, una y otra vez, en quitar hierro al duro momento: «Yo estoy contento con lo que tengo, de verdad». Pese a lo cual, las lágrimas le cortaron el discurso en varias ocasiones.
Donde también hubo lágrimas fue en la última junta de Gobierno de la «era Gallardón», que se celebró por la mañana bajo la presidencia de la alcaldesa Ana Botella. Allí, según contaron algunos asistentes, fueron muchos los que lloraron en la despedida de Manuel Cobo, que ha sido su jefe durante muchos lustros.
Lágrimas y expectación
Lágrimas que se tornaron en expectación en las siguientes horas: los que se quedan están pendientes de conocer la composición del nuevo ejecutivo de Ana Botella, que dará a conocer hoy tras una reunión extraordinaria de la nueva junta de gobierno. Ana Botella evitó ayer las preguntas de los periodistas, al marcharse de la sala para ceder todo el protagonismo a Manuel Cobo. Los concejales elegidos para acompañarla en su equipo están llamados hoy a primera hora de la mañana para asumir sus nuevas competencias.
Hay, con la composición actual, varias carteras por cubrir: la de Medio Ambiente y Movilidad, la de Las Artes —que muy probablemente volverá a llamarse de Cultura—, y la de Hacienda. Además, está vacante la vicealcaldía, y con la actual estructura municipal, sólo queda un teniente de alcalde: Pedro Calvo, el último en ser nombrado, el pasado junio.
De la decisión de la alcaldesa dependerá que las áreas sean esas mismas o se distribuyan de distinta manera; es su facultad unificar algunas —lo que parece que adelantó en su discurso de investidura, al hablar de un adelgazamiento de la estructura municipal—. Y también lo es decidir si hay vicealcalde, una figura que se «inventó» Ruiz-Gallardón en 2003; así como el número de tenientes de alcalde. Los ediles que parecen mejor colocados en este nuevo gobierno son Pedro Calvo, Miguel Ángel Villanueva y Concepción Dancausa. Y podrá incorporarse alguien de fuera de las listas.
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