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El PSOE se encomienda a Rubalcaba y recela de Chacón

Chacón intenta ganar tiempo con una «reflexión profunda» ahora y dejar las primarias para otoño, y Zapatero dice que el sábado desvelará el calendario

El PSOE se encomienda a Rubalcaba y recela de Chacón EFE

GABRIEL SANZ

Apenas 24 horas después del naufragio, Carme Chacón ya ha podido comprobar lo difícil que va a resultarle sacar adelante su candidatura a la Presidencia del Gobierno si decide medirse en unas primarias con Alfredo Pérez Rubalcaba. La dirección federal del PSOE, presidida por José Luis Rodríguez Zapatero, se reunió ayer en un ambiente de pesimismo para poner en marcha el proceso con el que afrontará la sucesión en la candidatura a las elecciones generales.

Asistentes a la Ejecutiva Federal reconocen a ABC que, «entre líneas», quienes intervinieron a puerta cerrada —la inmensa mayoría— se alinearon con uno de los dos contendientes: el «aparato», que defiende una nominación urgente de Rubalcaba en junio, a poder ser sin llegar a la confrontación con Chacón, y quienes apoyan las tesis dilatorias de la ministra de Defensa. La propuesta de Chacón pasa porque el PSOE haga una «reflexión profunda» sobre las causas de su derrumbe y ya celebrará primarias cuando se aclare, ahora o en otoño. Zapatero no se definió y habló de llevar una «propuesta» de calendario al Comité Federal del sábado 28 .

Rubalcaba no anunciará sus intenciones hasta ver qué ocurre en ese Comité Federal, reconocen fuentes próximas, pero dos de sus más significados apoyos, José Blanco y Guillermo Fernández Vara, se apresuraron ayer a empezar una sutil presión pública sobre Chacón para tratar de aprovechar el clima interno en las federaciones, contrario a cualquier enfrentamiento y proclive a nominar a Rubalcaba sin votación.

Vara dijo claramente en varios medios de comunicación: «No sé si unas primarias son lo mejor». Por su parte, el vicesecretario general, más cauto, reconoció en la rueda de prensa posterior a la Ejecutiva Federal que hay que convocarlas porque así lo establecen los estatutos del PSOE. «Otra cosa» es que se lleguen finalmente a votar dos candidaturas. Blanco evitó dar su «opinión personal» pero dejó entrever su afinidad cuando una pregunta equiparó en términos metafóricos a Chacón con la «ilusión y renovación» y a Rubalcaba con la «credibilidad»: «La credibilidad y la ilusión no son incompatibles; más bien al revés, la mejor forma de ilusionar es ser creíble».

Antes de entrar en Ferraz, la ministra ya había deslizado la necesidad de una «una reflexión profunda y colectiva» de lo ocurrido en las urnas antes de embarcarse en primarias. Algo que, a puerta cerrada, compartieron dirigentes como Hugo Morán, Torres Mora, Álvaro Cuesta, López Aguilar o Jesús Caldera. Con matices, Eduardo Madina también pidió reflexión. Por su parte, Trinidad Jiménez, defensora de Rubalcaba, dio muestras desde Bruselas de que no le había gustado el desmarque de Chacón respecto al 22-M y le recordó que el Gobierno es «coral» y todos tienen la misma carga de culpa en los resultados.

Chacón sí encontró eco en el derrotado presidente de Castilla La-Mancha José María Barreda, amigo personal de ella y de su marido, Miguel Barroso . Barreda no tuvo empacho en hacer declaraciones a su llegada a Ferraz para asegurar que este puede no ser «el momento» idóneo para una guerra de nombres porque sería un «error», pero habrá que convocar primarias más adelante ya que la elección del sucesor de Zapatero no puede salir de «menos participación interna y menos democracia».

Sus palabras revelan la dura pugna interna entre los «rubalcabistas», partidarios de abrir y cerrar el proceso cuanto antes, conscientes de que eso merma las posibilidades de Chacón, y los partidarios de la ministra. A estos les gustaría demorar la votación a septiembre porque creen que matarían dos pájaros de un tiro: ella tendría más posibilidades entre los 225.000 militantes, ahora en estado de shock, y se cerraría definitivamente la amenaza de adelantar el XXXVIII Congreso Federal, de julio de 2012 a octubre.

Adelanto del Congreso

Los avalistas de Chacón están convencidos de que Rubalcaba está elevando el precio para aceptar la candidatura a la Presidencia del Gobierno en estas condiciones de desánimo. No se conforma con ser candidato, mediante primarias o sin ellas, y exigirá todo el poder orgánico para afrontar las elecciones con unas garantías mínimas y evitar la bicefalia. Algo a lo cual, de momento, Zapatero se niega en redondo. Y no sólo él. Los secretarios generales que apoyan a Chacón han salido escaldados electoralmente —además del propio Barreda, el andaluz José Antonio Griñán y el madrileño Tomás Gómez— y saben que los «rubalcabistas», apoyados por los críticos en sus federaciones, podrían pedirles cuentas en los llamados «congresillos» previos que eligen los compromisarios que acudirían al federal. Por si fuera poco, el PSC no quiere oír hablar de un congreso porque ellos tienen el suyo propio en otoño para decidir la sucesión de Josep Montilla.

Ayer, José Blanco aseguró que ni Rubalcaba ni Chacón se postularon en la Ejecutiva para presentarse a primarias y tampoco nadie pidió el adelanto del XXXVIII Congreso Federal. A puerta cerrada, el presidente del Gobierno explicó que la Ejecutiva llevará al Comité Federal del sábado «una propuesta» de calendario. Lo que sí quiso dejar claro luego José Blanco en la rueda de prensa es que ha hablado con todos los secretarios de federación y con algunos «referentes» —no quiso aclarar si se refería a Felipe González—, y todos lanzan un mensaje de unidad.

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