Federico Castaño: «Se acabó la barra libre. Habrá copago en la sanidad»
Periodista. Publica «El despilfarro. La sangría de la España autonómica»
- En su libro augura drásticas «rebajas» que los políticos no se atreven a poner sobre la mesa ahora .
-Efectivamente. Yo creo que después del 22 de mayo, y aún más después de las elecciones generales del año que viene, se va a acabar el discurso políticamente correcto y van a llegar medidas que hace años eran implanteables, como el copago en la sanidad y en la educación. El copago no es injusto. Los que están en contra sienten que los ciudadanos ya estamos pagando la sanidad a través del IRPF, pero ese impuesto en mi opinión no es todo lo progresivo que debiera. Creo que en España hay margen para que las rentas altas paguen por la atención médica, aunque sea un precio simbólico, y lo mismo digo de la educación. También se van a producir cosas que si nos las hubieran sugerido hace cinco años no nos las habríamos creído, como, por ejemplo, las reducciones de empleo público en ayuntamientos y comunidades autónomas.
-¿Se acabó la bula de funcionarios y asimilados?
-Ser empleado público va a dejar de ser una garantía de estabilidad en el empleo, porque hay ayuntamientos que ni siquiera tienen dinero para poner el «tóner» en las impresoras y se han de adoptar ajustes muy severos. En muchos ayuntamientos el pago de las nóminas supone ya el sesenta por ciento del gasto, y si aquí vamos juntando piezas vemos que la deuda autonómica es de 115.000 millones de euros, y el euro está disfrazando un poco la magnitud de la catástrofe, pues esos 115.000 millones de euros son 19 billones de pesetas, aunque no suene igual. Y encima, para refinanciar esta deuda algunos bancos están exigiendo intereses de hasta el 15 por ciento, de modo que llega a ser el poder financiero el que se adueña de algunos ayuntamientos y comunidades. Cuando pagas un interés tan alto, dejas de ser alcalde y el que manda en el ayuntamiento es otro.
-Usted esgrime que no tiene por qué ser verdad el aserto de que la descentralización es siempre más eficiente.
-Porque los expertos con los que he hablado llegan a la conclusión de que un estado jacobino no tiene por qué ser más o menos democrático que un estado federal, eso depende de la gestión que hagas y de cómo lo desarrolles. Lo que urge es que los dos grandes partidos lleguen a un acuerdo de Estado para reordenar y aclarar competencias. Y creo que sobre eso se podría empezar a trabajar después de las elecciones generales, sobre todo porque la propia izquierda ha visto ya la necesidad de racionalizar el Estado autonómico. Lo hemos leído, por ejemplo, en la revista «Temas», de Alfonso Guerra.
-Pero los dos grandes partidos han tejido telarañas clientelares tan tupidas en sus respectivos feudos, que no estarán por la labor.
-Lo harán porque ahora hay otro factor, y es que con la crisis la clase media ha perdido el cinturón de seguridad. Así que la propia sociedad será la que empujará a los dos grandes partidos a tomar medidas, aunque ellos no quieran.
-¿Hemos de reconocer de una vez por todas que la Constitución no se hizo bien en el apartado del diseño territorial?
-No podemos hacer un discurso catastrofista, pero es verdad que con perspectiva vemos que las competencias exclusivas de las comunidades autónomas no estuvieron bien definidas, y eso ha abierto un enorme boquete por el que se ha colado una madeja legislativa de más de cinco mil normas que hacen que este sea un Estado ingobernable.
-¿Puede llegar a ser inevitable quitar competencias a las autonomías?
-Algo hay que hacer. Lo que no podemos es seguir con este desorden. Estos males vienen de que, sobre todo desde el Gobierno, nos hicieron creer que éramos ricos, y hasta íbamos a adelantar a Italia. Y al final la factura de la barra libre nos va a salir muy cara.
Noticias relacionadas
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete