La Academia opta por González Macho, un todoterreno del cine, como presidente

El decimotercer presidente de la Academia de Cine, Enrique González Macho, arrasó ayer en la votación por la presidencia de dicha institución: 256 votos frente a los 101 de Bigas Luna, con una participación discreta, ya que podían votar 966 académicos. Al cierre de esta edición, Ángeles González-Sinde, ministra de Cultura, no había felicitado públicamente al ganador, lo que prueba, según este, la «despolitización» que persigue como presidente. González Macho, el primero que abarca las parcelas de distribuidor, exhibidor y productor, se presentó ayer ante la prensa sin conocer siquiera el interior del edificio. «Todo ha sido de golpe. Pensaba que no iba a salir», aseguró el cántabro, agradecido a los compañeros «por permitirme dar un paso adelante en mi vida para conseguir que esta Academia sea integradora y apolítica. Es el colofón de una carrera». Junto a él, la actriz Marta Etura y la directora y guionista Judith Colell, vicepresidentas primera y segunda, en sustitución de Icíar Bollaín y Emilio Pina.

Sobre el plan de intenciones de la candidatura ganadora, Colell cita «mejorar los temas que sean necesarios y ayudar todo lo posible para que en España se vea cine español, porque tiene todo lo necesario para ser reconocido fuera y habrá que trabajárselo en profundidad para que nos quieran». Marta Etura fue concisa para dejar el terreno al protagonista del día: «Estoy con Enrique en que tenemos que dar más información de lo que hacemos, más completa, veraz y objetiva sobre las ayudas. Explicar para que se entienda y que después se saquen las conclusiones que se deseen, respetándolas siempre». González Macho apostilló: «Es duro que te digan: “tú eres un subvencionado”. De ahí el querer informar con transparencia».

«No hay soluciones milagro» para el cine español, advierten González Macho y su equipo, aunque se comprometen a «dar con la mejor forma» de trasladar al público cómo funciona la industria. El nuevo presidente de la Academia insiste en que internet «es un debate importante, pero me preocupa más el hoy, el día a día. Internet forma parte de un futuro que no está definido». Y para avalar sus palabras, contó que es propietario de Filmin, una de las primeras páginas de pago españolas donde se pueden descargar películas: «Mira si creemos en internet, que somos los únicos locos que lo hacemos, y con unos resultados más que negativos. Sé de lo que hablo». Preguntado por la Ley Sinde, responde: «No puedo decir si estoy a favor porque son cuatro artículos sin desarrollar. Estoy a favor de iniciativas para regularizar y normalizar. Pero el todo gratis no vale en nada, es mentira, no funciona. La sanidad, la educación y la justicia no son gratis, porque los profesionales quieren cobrar, y eso nadie lo cuestiona».

El cine español, advierte González Macho, «necesita una cuota de mercado más alta, a pesar de la losa del doblaje. Es una aberración, una tergiversación y una malformación de la obra cinematográfica, pero el público, que es cómodo, está habituado. Se ha de fomentar la versión original, pero no imponerla. Quitar el doblaje es muy peligroso». En cuanto a los premios Goya, reiteró su intención de llevar la gala «a un lugar más amplio y más cómodo, en el que quepa más gente sin perder un ápice de glamour. ¿Qué les parece el Santiago Bernabéu?», bromeó. Para el nuevo equipo directivo, las palabras clave en la nueva etapa son transparencia, comunicación, honestidad y orgullo. A González Macho no le preocupa no ser conocido por el gran público: «Es el colectivo el que debe ser conocido; me importa que me conozca la profesión. Tengo mucha energía y voy a dar la lata para rato. Os vamos a hacer trabajar».

El programa que llevará a la Academia pasa por el cambio de modelo tecnológico, la reducción presupuestaria, solucionar los roces con las televisiones, la digitalización y el programa MEDIA. También apuesta por la dignificación de la profesión, una Academia más moderna, la alfabetización en las escuelas y el mercado iberoamericano, asignatura pendiente.