El sicario que mató a Yamilet Giraldo admite que actuó «por dinero»
Sin embargo, el hombre acusado de planificar el “crimen de Cordovilla” niega su implicación en los hechos
Rodrigo Solaeche, el sicario de 22 años que presuntamente mató de cinco balazos a Yamilet Giraldo en abril de 2009 en la localidad navarra de Cordovilla, admitió ayer durante la primera sesión del juicio por este trágico suceso que acabó con la vida de la joven de 32 años “por dinero”. Sin embargo, el hombre que presuntamente planificó la acción desde la cárcel, José Lareo, negó cualquier participación en unos hechos que conmocionaron a la sociedad navarra por su brutalidad. La Fiscalía pide un total de 150 años de prisión para los cinco procesados y considera que Lareo fue quien encargó el trabajo a modo de venganza, ya que la fallecida había testificado contra él años atrás en un proceso por determinación coactiva a la prostitución y abusos sexuales. El ahora acusado fue condenado a 18 años de cárcel y a indemnizar a cada una de las tres afectadas con 19.000 euros.
Mientras el teórico instigador afirmó que no tuvo “nada que ver” en lo sucedido, el presunto verdugo reconoció su implicación pero subrayó que no intentó asesinar también al hijo de Yamilet Giraldo como sostiene el Ministerio Público -el menor, entonces de 13 años, se encontraba con ella cuando recibió los disparos a bocajarro-. Por su parte, Nira Arandigoyen, que presuntamente condujo el vehículo para trasladar a Rodrigo Solaeche el día del crimen, admitió que concertó un encargo falso de estética con la víctima (una trampa para facilitar su asesinato) y declaró sentirse “muy arrepentida”. Los otros dos imputados, Pedro Andrés García y Karlos Igari, negaron cualquier participación en los hechos.
Asesinato por venganza
Según el fiscal, Lareo contrató a varias personas para que ejecutaran sus planes a cambio de dinero. Primero trasladó sus intenciones a Pedro Andrés García, colombiano de 25 años que se encontraba en prisión provisional como presunto autor de varios delitos, uno de asesinato entre ellos. Al parecer, éste habría contactado dentro de la prisión con otro interno, Karlos Igari, de 26 años, quien explicó el plan en un “vis a vis” a Nira Arandigoyen, una joven de apenas 18 años con quien tenía un hijo. Le pidió que localizara a la mujer asesinada y a Rodrigo Solaeche, que ya había perpetrado varios delitos junto a Karlos Igari anteriormente.
Aprovechando un permiso carcelario, José Lareo habría mantenido un encuentro con Nira Arandigoyen a principios de abril para ultimar los preparativos. La mujer recibió una primera compensación de 4.000 euros más 2.000 para gastos. El resto de la recompensa, otros 4.000 euros, se abonarían una vez cumplido el encargo.
Así, el 23 de abril de 2009 Nira Arandigoyen habría llamado en torno a las 9.45 horas a Yamilet Giraldo aparentando que quería contratar sus servicios como esteticista para el día 25 de ese mismo mes. A pesar de que no realizaba trabajos a domicilio, la víctima aceptó lo que para ella era “una oferta real” y acudió sobre las 8.00 horas del día 25 de abril al número 6 de la calle de Fuente Vieja, en Cordovilla. Un lugar “debidamente buscado por los procesados para dar muerte a Yamilet”, ya que se trata de una urbanización alejada de la ciudad de Pamplona, que todavía está en fase de construcción y poco habitada.
Esa mañana, Yamilet Giraldo acudió a la cita con su hijo, entonces de 13 años. Y cuando estaba descargando sus materiales de trabajo del coche, los procesados Nira Arandigoyen y Rodrigo Solaeche se acercaron a ella en un Peugeot 306 matrícula NA-0204-AK con el rostro tapado. Tras aparcar el vehículo a escasos metros de donde se encontraba Yamilet, Rodrigo Solaeche salió del vehículo, se dirigió hacia la víctima y comenzó a dispararla. El fiscal indica que, acto seguido, dirigió el arma contra el hijo para matarle, pero la pistola no funcionó “por causas ajenas a su voluntad”. Así que cambió el cargador y nuevamente prosiguió disparando contra Yamilet, que aún no estaba muerta. En total, la joven recibió cinco balazos. Los autores del trágico suceso arrojaron posteriormente la pistola al río Sadar, que fue localizada el 2 de julio de ese mismo año.
El día del asesinato, la procesada Nira Arandigoyen remitió un mensaje SMS al también procesado Pedro Andrés García para que éste supiese que ya habían realizado el “trabajo”. Y días después de dar muerte a Yamilet, José Lareo, por medio de unas empleadas del club “Camino Rojo” propiedad suya, dejó un sobre con 4.000 euros en una tienda muy próxima a la cárcel de Pamplona, para que fuese recogido por la propia Arandigoyen.
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