Un páramo a 200 metros de altura, nueva pesadilla del AVE
Un túnel de casi dos kilómetros, que cuesta 50 millones y lo atraviesa, ya se ha venido abajo en dos ocasiones, en abril y diciembre
Las obras del tren de alta velocidad en su paso por la provincia de Valladolid han topado con un obstáculo, por lo visto «insalvable», en plena meseta castellana: el páramo de Bárcenas, en la localidad de Cabezón de Pisuerga, un altiplano que no supera los 200 metros de altura para el que se ha construido un túnel de casi dos kilómetros en el que ya se han producido dos derrumbamientos , uno en el mes de abril y, el más reciente, el pasado diciembre.
El calado final del túnel de Peña Rayada, como así se denomina este corredor subterráneo, fue inaugurado oficialmente el pasado mes de octubre por el propio ministro de Fomento , José Blanco. Con una inversión de 50 millones de euros, forma parte del tramo de 3,5 kilómetros Cabezón de Pisuerga-San Martín de Valvení, incluido en la línea de Alta Velocidad Valladolid-Burgos-Vitoria. Sin embargo, ya en el mes de abril del pasado año, antes de su inauguración, se produjo el primer derrumbe que, en esa ocasión, afectó a una superficie de 80 metros.
El hundimiento obligó al gestor de infraestructuras del Ministerio de Fomento, Adif, a diseñar una obra nueva consistente en una especie de falso túnel en otros 80 metros de forma que se realizó una excavación desde el exterior y se hicieron dos muros laterales con hormigón para acabar por cubrir de nuevo la parte superior, es decir, lo que sería el techo del túnel. Ya entonces se achacó el suceso al «asentamiento del terreno», como ha vuelto a ocurrir ahora, con un nuevo hundimiento, en este caso de 53 metros, como consecuencia, según Adif, de «la calidad del terreno y las adversas condiciones meteorológicas». La empresa que ejecuta las obras, Ferrovial, ha comenzado en las últimas jornadas una carrera contrarreloj para acelerar una obra que deberá estar acabada este verano.
A los 50 millones de presupuesto del túnel de Peña Rayada hay que sumar los 8,5 millones que el Consejo de Ministros aprobó el pasado julio con el objetivo de «corregir y prevenir movimientos verticales de tierra en la superficie y en el interior del túnel». Por si fuera poco, a los desprendimientos hay que unir los daños que se produjeron en ese tramo cuando las riberas del Pisuerga se vieron anegadas, hace un año, por la crecida del río.
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