De Cataluña a la Moncloa
Rajoy asistió en Barcelona al pistoletazo de salida de la campaña de las autonómicas, donde participará en cinco mítines con una consigna muy clara: el cambio de gobierno en España comienza en Cataluña

«Primero tomaremos Cataluña, luego España». Ésta es la adaptación libre que el PP hace de la canción de Leonard Cohen —«First we take Manhathan, then we take Berlin...», pues esa es la consigna que los populares, sin complejos a la hora de españolizar la campaña de las autonómicas, repetirán en sus sucesivos mítines. Convencidos de que un buen resultado en los comicios del 28 de noviembre que permita al PPC situarse como tercera fuerza en el Parlament —algo no improbable, según los sondeos—, puede suponer un primer paso para recuperar el Gobierno español, los populares desplegarán toda su artillería durante estos próximos quince días. Y junto a un programa contundente en materia lingüística o de inmigración, el PP pondrá a sus líderes nacionales a disposición de la candidata a la presidencia de la Generalitat, Alicia Sánchez-Camacho, que ayer cumplimentó la tradicional pegada de carteles junto al presidente del partido, Mariano Rajoy, en el pabellón de la Illa Diagonal, donde también estuvo presente la responsable territorial del partido, Ana Mato.
Rajoy se queda hoy en Cataluña, donde participará en dos mítines, uno en Cerdanyola del Vallès (Barcelona) y otro en Girona. Mañana sábado, hará lo propio en Vila-seca (Tarragona). La presencia en Cataluña del líder del PP no acaba aquí, pues los días 20 y 21 volverá para protagonizar sendos mítines en el área metropolitana de Barcelona. El día 25, el líder popular estará presente en el mitin central de campaña.
Poder territorial
Los populares catalanes contarán con el apoyo de otros dirigentes nacionales, como el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y el líder del PP en el País Vasco, Antonio Basagoiti, que estarán presentes este domingo en Barcelona. Ambos comparten generación y poder territorial con Sánchez-Camacho, por lo que la imagen del trío, según fuentes populares, está cargado de simbolismo precisamente en ese objetivo de «reconquistar» la Moncloa a partir de tres comunidades que tienen o han tenido un fuerte peso nacionalista en sus gobiernos autonómicos. No se descarta la visita de otros dirigentes del PP como su secretaria general, María Dolores de Cospedal.
Todas las miras populares están puestas en una virtual mayoría insuficiente de CiU en las urnas, lo que podría colocar al PPC en una situación de partido bisagra en Cataluña. Ello obligaría a los nacionalistas a determinar si quieren volver a ser decisivos en el Congreso, tal como ocurrió durante el Gobierno de José María Aznar en virtud del denominado pacto del Majestic. Pero esa posición de preminencia aún tendría un tercer efecto: evitar que CiU tenga «carta blanca» para gobernar Cataluña a su antojo. En este sentido, Camacho insiste en el papel del PPC como única opción electoral útil para evitar un nuevo tripartito, un gobierno «nacionalista e independentista» con CiU como única protagonista o con la federación acompañada de ERC y otros partidos de corte independentista.
Respecto al contenido programático, el PP juega con una baza importante: un unívoco discurso sobre inmigración y lengua, cuestiones que escuecen al PSC, empeñado en silenciar sus propias contradicciones al respecto. Respecto a las políticas de extranjería, los populares han abierto la campaña con una propuesta de contrato de integración, cuya música es muy similar al ideario de CiU, y que contempla el compromiso del inmigrante de regresar a su país si se queda sin trabajo.
La iniciativa de los populares le ha valido duras críticas de PSC, ERC e ICV, aunque la piel de los populares ya está curtida con la ofensiva judicial que el Govern, los ecosocialistas y SOS Racismo han llevado a cabo contra el concejal del PP en Badalona, Xavier García Albiol, tras el reparto de folletos en los que supuestamente se vinculaba la delincuencia con el colectivo rumano asentado en ese municipio. Las políticas lingüísticas también representa un asunto no resuelto por los socialistas catalanes, cuyo granero electoral se compone muy especialmente de votantes de origen castellanohablante. La admisión a trámite de los recursos presentados por el PP ante el Tribunal Constitucional contra las leyes catalanas de consumo y de cine, donde se establecen multas a los comerciantes que no rotulan en catalán y a los exhibidores que no cumplen con las cuotas de doblaje en catalán previstas, respectivamente, ha supuesto para el PSC un gol por la escuadra en los prolegómenos de una campaña en la que los socialistas también recibirán la visita de dirigentes nacionales.
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