Los pandas revolucionan «World of Warcraft»
A pesar de los siete años que carga a sus espaldas, World of Warcraft sigue siendo el juego de rol online más famoso del mundo.
A pesar de los siete años que carga a sus espaldas, World of Warcraft sigue siendo el juego de rol online más famoso del mundo. Otros títulos, como el reciente Guild Wars 2 , luchan por arrebatar al título de Blizzard parte de su éxito, pero la franquicia se mantiene fuerte, aunque no brilla con la misma intensidad que hace unos años.
Las dos expansiones anteriores, La ira del Rey Exánime y Cataclysm , consiguieron situarse como el juego de PC más vendido de la historia en las primeras 24 horas. Un honor que la tercera expansión le robó a la segunda pero que hoy en día ostenta Diablo III , también de la empresa californiana. Sin embargo, la llegada de los pandas no ha conseguido la misma repercusión.
Mists of Pandaria llega en un momento en el que el juego de Blizzard se ve sacudido por la competencia de un mercado que estaba prácticamente virgen cuando salió a la venta el título original. Pero la cuarta expansión de World of Warcraft se enfrenta a un enemigo aún mayor que sus competidores: la propia saga. Los años han desgastado la franquicia y los reinos de Azeroth y los jugadores quieren nuevas experiencias. Blizzard ha decidido combatir este desgaste con una expansión que trae mucho contenido nuevo , entre el que destaca una nueva clase, el monje; y una nueva raza, los Pandaren. Pero, además, han querido apostar por un enfoque que presta más atención a la narrativa.
Novedades para llenar horas de juego
Tres son las características que más destacan en Mists of Pandaria. Primero, el juego incorpora una nueva raza, los Pandaren, y con ella una nueva zona de inicio. Segundo, los pandas vienen con una nueva clase bajo el brazo, el monje, un luchador cuerpo a cuerpo. Por último, como ocurre con todas las expansiones, Blizzard ha aumentado el nivel máximo y ahora los personajes pueden llegar hasta el nivel 90.
Hay bastantes misiones que se encadenan una detrás de otra formando una pequeña aventura, pero la historia sigue sin enganchar al jugador
Empezar un personaje con la nueva raza nos da la oportunidad de conocer algo más sobre los Pandaren, una raza nacida entre bromas en una expansión de Warcraft III , pero que se ha ganado su sitio dentro de la mitología del juego. Los primeros diez niveles con un panda suponen entre cuatro y seis horas de juego aproximadamente. A partir de ese momento, debemos elegir facción y viajar a la capital de la Horda o la Alianza, desde donde podremos seguir labrándonos la gloria como héroes de Azeroth siguiendo el camino que previamente siguieron los otros personajes.
Si nos decidimos por llevar a alguno de nuestros avatares al nivel 90, vamos a encontrarnos con un largo camino por delante, donde se alternan las misiones repetitivas con otras bastante originales . Las zonas para subir de nivel están plagadas de misiones cuyo objetivo es conseguir diez alas de un bicho volador o acabar con ocho lagartos. Sin embargo, estas tareas se alternan con arcos argumentales que plantean otras misiones diferentes como bombardear zonas de la facción contraria (algo que ya aparece en otros lugares) o incluso una cadena de misiones que nos cuenta lo sucedido durante una emboscada desde tres perspectivas diferentes. En cada una de ellas, adoptamos el lugar del narrador y heredamos temporalmente su barra de habilidades. Como ocurre en las expansiones anteriores desde La ira del Rey Exánime , en algunos puntos el escenario varía si completamos una serie de misiones. Los personajes cambian de lugar e incluso el entorno se modifica con nuevas construcciones.
Hay que reconocer que Blizzard ha prestado más atención a las historias. Hay bastantes misiones que se encadenan una detrás de otra formando una pequeña aventura y en algunos momentos se sustituye el cuadro de texto por una charla con un personaje que nos invita a acompañarle por la aldea mientras nos pone al día. Es un buen intento, pero insuficiente. Las historias de World of Warcraft no han tenido nunca la fuerza suficiente como para ser un aliciente a la hora de jugar y, pese a los intentos, tampoco lo son en Mists of Pandaria .
Para alternar entre misiones, Blizzard ha incluido nueve mazmorras nuevas y para quien acabe con todo ese contenido, hay disponibles 16 jefes de raid y dos jefes mundiales, enemigos que aparecen fuera de las instancias, pero que hay que derrotar en grupos. Alcanzado el nivel máximo, las mazmorras pueden jugarse en nivel heroico y, como novedad, también en modo desafío. Este modo premia a los jugadores que finalizan con las instancias en un tiempo determinado.
Mists of Pandaria es una de las expansiones con más contenido
Subir de nivel sigue siendo tan divertido o aburrido como en las anteriores expansiones. Quienes disfruten de esta parte del juego, van a encontrar en Mists of Pandaria un buen puñado de horas de diversión y con más variedad que en las anteriores expansiones. Para los que prefieren el contenido jugador contra jugador, verán cómo el camino hasta el nivel máximo se hace largo, igual que pasaba con Cataclysm. Al haber sólo cinco niveles nuevos, Blizzard se ha asegurado de que cada uno de ellos cueste varios días de superar , lo que puede derivar en cierta frustración, al ver que una tarde de juego no ha tenido más recompensa que unos cuantos puntos de experiencia.
Además del contenido habitual que alarga la aventura, Blizzard ha introducido un nuevo elemento: las peleas de mascotas . No hay duda de que la compañía se ha inspirado en la gran serie de mascotas coleccionables Pokémon . Al igual que ocurre con el juego de Nintendo , en World of Warcraft tenemos que ir cazando mascotas salvajes a la vez que subimos de nivel a las nuestras. Cada zona tiene sus propias mascotas, cuya fuerza va acorde al nivel del lugar. El minijuego es sencillo y bastante adictivo . Han introducido un juego entero dentro de Azeroth que nos obliga a volver a las zonas de inicio si queremos ser unos buenos criadores de mascotas.
Apartado artístico asiático
Esta cuarta expansión tiene una clara influencia asiática, sobre todo de China. Los grandes palacios de los Pandaren están pintados en rojo, amarillo y verde, colores habituales de las construcciones imperiales chinas. Blizzard ha situado a los pandas muy cerca de la naturaleza, rodeados de vegetación y flores que parecen vivir una primavera eterna. Todos estos elementos se muestran en pantalla de una manera fantástica, incluso aunque estemos utilizando un ordenador anticuado técnicamente. El majestuoso diseño de los poblados Pandaren hace olvidar las limitaciones técnicas del PC en el que jugamos.
Como es habitual, Blizzard ha traído el juego a España doblado y subtitulado. Lo ha hecho con la misma calidad a la que nos tiene acostumbrados. Mists of Pandaria cuenta con una localización excelente y buenas actuaciones vocales para acompañar las palabras de muchos de los personajes del juego.
El contenido de alto nivel es un auténtico reto que requiere de la ayuda de una buena hermandad
Mists of Pandaria no es la expansión más revolucionaria de World of Warcraft, quizás ese mérito haya que dejárselo a La ira del Rey Exánime , que introdujo la única clase heroica del juego y enfrentó a los jugadores a un enemigo nacido en Warcraft III. Sin embargo, sí que es una de las expansiones con más contenido y alarga notablemente la vida del juego. Hasta qué punto dependerá de cada jugador. Un jugador medio que se conforme con subir a su personaje principal a nivel 90 puede estar delante de entre 30 y 50 horas de juego, según la clase que haya elegido, lo hábil que sea con las teclas y si se entretiene con otras cosas.
Si, además, quiere probar los pandas, crear uno y sacarlo de la zona inicial son, como decíamos, entre cuatro y seis horas. A partir de ahí, los cálculos del tiempo son más difusos. El sistema de mascotas puede llegar a ser muy absorbente y realizar las misiones de las zonas nuevas es una tarea de varios días de juego continuado. Quienes quieran ir a por el contenido de alto nivel, tiene delante un reto para el que necesitarán la ayuda de una buena hermandad.
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