Pinta los huecos entre los defensas con estilos puntillista, dibuja en el aire pases invisibles, observa las jugadas con dos o tres pases de antelación y el jaque mate lo ejecuta desde el exterior. Autoridad es su presencia en la pista, aunque sus imponentes 198 centímetros de altura se achican en el trato cercano fuera de la pista, como sus ojos en sonrisa.Joan Cañellas(Santa María de Palautordera, Barcelona, 1986) conversa con ABC mientras relaja su tobillo vendado y algo dolorido en una butaca del enorme hall del hotel Grand Hyatt que casi le queda pequeña.
- ¿Cómo está del tobillo?
- Bien, mejor. Sabía que no era demasiado fuerte, pero es en el pie de salto. Ahora no puedo parar, pero se curará. Estoy concienciado.
- Ya desde antes de que empezara el Mundial se le dio la responsabilidad de ser el líder del equipo. ¿Le gusta o le atemoriza?
-Es verdad que hay más presión que otros años. El año pasado salieron bien las cosas y también en el club. Y todo el mundo, a nivel nacional, cree que mi función es tirar del grupo y ser un poco el líder. De una manera más o menos consciente yo sí lo siento así, pero no creo que sirva de mucho obsesionarme con ello. Lo que intento es aportar lo que pueda sin darle más vueltas. Pero a lo que no llegue yo, seguro que lo hará un compañero. Quiero estar ahí, desde luego. Ser el mejor del Mundial queda lejos porque dependen muchos factores. Lo importante es que el equipo llegue lejos, y si en el camino yo pueda aportar ya hablaremos, pero el éxito es grupal.
-¿Le está sentando bien el papel?
-Me siento bien físicamente y he cogido esa confianza. También noto que los compañeros y el entrenador confían en mí. Puedes ser muy bueno, pero si no tienes confianza te vuelves un jugador normal o malo. Me están saliendo las cosas en el club y eso repercute ahora en la selección.
-Después de algunas dudas, ¿España ha encontrado por fin su nivel?
-Hay mucha, mucha igualdad. Se gana o se pierde de uno, hay muchos empates. Ha habido grupos en los que había favoritos y han pinchado... Todos los números que has podido hacer antes de empezar terminan sin cumplirse. Este Mundial significa poder jugar el preolímpico. Ahora, tener un día malo es irte a casa. Caer en cuartos -ante Dinamarca- sería un palo muy duro. Imagínate cómo estamos. Pero en el equipo hay calma, cada vez más entonado. Tenemos objetivos ambiciosos: luchar por las medallas.
-¿Qué ha cambiado de la era Valero a la era Cadenas?
-El bloque continúa, no hubiera sido inteligente cambiar mucho de lo que funcionaba. Rivera controlaba más todo, en el buen sentido. Marcaba más las pautas tácticas y en el campo. Tenía las ideas muy claras y nosotros teníamos menos «poder» de decisión. Cadenas se adapta a lo que ha encontrado y deja más margen al jugador.
- En la selección tiene el rol de lanzador, pero no se estila en el juego de España.
- La forma de jugar en España es algo diferente a Alemania, por ejemplo. Allí no prima tanto el juego colectivo, trabajar para el compañero, como en España. Ahí es más de lanzar, de acciones individuales, todo está destinado a que venga uno y tire. Aquí las jugadas son más elaboradas, se busca el juego con el pivote, el uno contra uno o la penetración. No, no tenemos mucho lanzamiento exterior, y los que podemos, entre comillas, somos Maqueda o yo, sin ser lanzadores puros. En Francia tienen jugadores que te pueden lanzar desde 12 o 13 metros y encima lo meten. Y nosotros... no es que no podamos, es que no se nos pasa por la cabeza. Pero sabemos que es importante porque los lanzamientos abren las defensas, lo que te permite jugar con los pivotes y tener más espacio para penetrar. Vamos a decir que somos jugadores que lanzan desde 8-9 metros, porque es importante, y asumimos ese rol de lanzador porque no hay nadie más. Pero en cuanto volvamos a nuestros equipos no trabajaremos tanto ese aspecto.
-¿Repercutirán los éxitos de la selección en la liga Asobal?
-Eso sería lo ideal. El ejemplo, la esperanza y la motivación es Francia, que lo ha conseguido. No creo que volvamos nunca al nivel que tenía la Asobal, tan buena como la alemana. Al menos cuando yo estaba había bastante dinero negro. Muchos clubes lo han hecho durante años: contratar jugadores prometiéndoles una cantidad y luego engañándoles. Todo el mundo sabía eso, pero lo único que se decía era: «sigue, no pasa nada». Mucho de lo que pasa en la Asobal nos lo hemos ganado a pulso.
-Usted juega ahora en el Kiel. ¿Eso en Alemania no pasa?
-El año pasado, en el Hamburgo, fue raro. Había un tipo que aportaba lo que faltaba al presupuesto y un día se cansó. Fue muy desagradable, estuve tres meses sin cobrar, pero por ley pude marcharme. Hay mucho más control, se declara todo y los clubes que no presentan una garantía de que pueden asumir el presupuesto no obtienen la licencia para jugar.
-Si eso hubiera pasado en España...
-Hubieran cerrado los ojos. Me quedará la duda, y seguro que lo resolveremos más adelante, de qué pasará cuando vuelva a haber un poco más de dinero. Estoy seguro de que volverán a cometer el mismo error: si puedo fichar a un jugador por 50, no me ahorro 10 para invertir. Así ha ido.
-¿Cómo lo hace Alemania?
-Vende el balonmano. Hace encuentros con los jugadores, monta espectáculos en los partidos. Un regalazo de Navidad es una entrada para el partido del día 26 de diciembre. Y les da contenidos a la prensa. Antes venían las empresas por cuestión de trapicheos, como pasa casi siempre en España. Pero ahora ni siquiera eso les interesa. Salvo la selección, que estamos muchísimo mejor que hace dos o tres años, veremos si la liga resulta atractiva para poner dinero. Los medios tienen que aportar, pero el trabajo tiene que venir de los clubes. Si te quejas de que no sales en los medios, pero no haces nada para salir no tiene mucho sentido.
-Pero también hay mucho fútbol en Alemania.
-Pero dan muchas más páginas de polideportivo. Si los clubes lo hacen atractivo, los medios acudirán. Si no, les vale con el peinado de tal, que ha cortado con la novia. Esa es la cultura del deporte que hay en España, y cambiar eso... En algunas cosas somos muy cazurrines. A mí me da bastante asco ya el fútbol, no el deporte en sí, sino lo que lo rodea.
- ¿Cuál es el nivel económico de los sueldos en Alemania?
- En mi club el que más cobra puede llegar a 30.000 euros al mes, y el que menos, unos 7.000. Profesionales. Los júnior que en España no sé si llegan a los 500 euros, allí pueden cobrar unos 1.200. Y en los clubes de abajo, de 3.000 hasta 10.000. Más o menos pueden ir por ahí los sueldos. El medio en España, si quitas al Barcelona no llega ni mucho menos a los 1.000 euros.
- ¿Y el de los clubes?
- El Kiel puede tener unos 9 0 10 millones de euros, pero los demás pueden estar entre los 3 y 6 millones. El Barcelona es una isla en la Asobal. Su presupuesto está en unos 8 millones. El segundo es el Naturhouse La Rioja que puede llegar al millón. El tercero ya no llega ni al millón. Es mucha diferencia.
- ¿Podrá arreglarse la Asobal?
- Yo espero, aunque no creo que hayan aprendido de los errores. El nivel de la liga bajó mucho propiciado por la crisis y por la poca inversión de los patrocinadores e instituciones, pero se podían haber hecho mucho mejor las cosas, desde que los clubes hubieran estado más vigilados, impedir determinadas jugadas mal hechas, las leyes hubieran sido más rígidas. Una de las peores cosas que se hicieron fue no invertir en infraestructuras y márketing. Los dirigentes preferían dar más dinero a un jugador o a fichar que invertir en el club, en tener a personas de marketing que pudiesen generar recursos a la larga.
- ¿Qué haría usted?
- Lo primero es invertir para crecer, no crecer de golpe y dejar los cimientos mal hechos. Toda la generación que sale ahora habrá vivido una situación mas o menos buena, pero hay que cambiar las cosas. Si queremos que el balonmano vuelva a ser profesional en España hay que trabajar y volver al inicio, apostar, moverse más de lo que antes se hacía.
- ¿Por eso estudia Marketing ahora?
- Mi último año en España estuve estudiando Farmacia, en Barcelona. Me fui a Ciudad Real y allí n ohabía Farmacia. NOs trasladamos a Madrid y la retomé. El año pasado me voy a Hamburgo, intenté pasarlo todo a alemán. Cuando lo consigo, empiezan los problemas en el club. Total, que he dejado de hacer el tonto y de mover el expediente por el mundo. He aparcado Farmacia, que la terminaré porque me queda poco, y comencé Marketing por la Universidad Oberta de Catalunya. Lo puedo hacer a distancia, me permite ir a cualquier parte del mundo y seguir estudiando. Pero quiero terminar las carreras que he empezado, hombre, que me gustan.
-¿Hay algo positivo?
-Los jóvenes tienen la oportunidad de jugar más y de crecer antes. Aunque llega un momento en el que deben salir al extranjero porque no hay nivel suficiente en la Asobal para ser profesional.




