Túnez, el partido de la verdad del Mundial de balonmano para España. El primero de las rondas eliminatorias. Un error y el torneo se acabó. Por eso Viran Morros confía en la progresión española: «Con las victorias en los dos últimos encuentros hemos demostrado que tenemos hambre e ilusión. Ahora llegan las eliminatorias a cara o cruz, que tan duras son pero que tanto nos gustan también». Para eso, Manolo Cadenas subrayaba la importancia de estudiar bien al rival, sus lanzamientos exteriores, su agresividad, su afición.
«Contra Eslovenia tuvimos un gran ambiente y los jugadores lo agradecen después de algunos partidos muy fríos en el pabellón. Si la afición de Túnez es bulliciosa ayudará a entrar en el partido antes. Seguro que hay españoles animando», indicó Cadenas, con calma tensa en su rostro. El peligro viene de los centrales, rocosos y muy intensos, pero también desde el exterior: «Juegan de muy distinta forma a nosotros, con más individualidades. Tienen lanzadores muy buenos y, además, el entrenador ha llevado al equipo aires europeos». Sead Hasanefendic, seleccionador tunecino, dirigió al Granollers del 2000 al 2002, y también el lateral Wael Jallouz aporta las lecciones que aprende en el Barcelona, su club desde el pasado verano.
«Tenemos que jugar muy colectivamente para desequilibrar su fuerte y agresivo uno contra uno. Pero España ha ido mejorando a todos los niveles conforme avanzaba el torneo. Los rivales lo exigen más y más, pero hay confianza, se la están ganando ellos con partidos como el de Eslovenia», continuó el seleccionador, que admitió que nunca hablan de la posibilidad de perder. «Ser favoritos nos tiene que despertar nuestra confianza. Sí, todos sabemos la importancia que tiene el campeonato, por el Mundial en sí, y por lo que vale para los Juegos Olímpicos. No estábamos satisfechos con nuestro juego y ahora hemos generado optimismo».
Lo cree también Viran Morros, una de las dianas que tendrán los pivotes tunecinos: «Son muy duros, muy agresivos y juegan al límite de la legalidad. Sé que algún codazo en las costillas va a caer».
