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«A lomos de los libros han cabalgado muchas revoluciones»

El escritor Jorge Molist, ganador en dos ocasiones del Premio de Novela Histórica «Alfonso X el Sabio», regresa este martes a Toledo para presentar su novela «Tiempos de Ceniza»

«A lomos de los libros han cabalgado muchas revoluciones» ana pérez herrera

m.CEBRiáN

El escritor Jorge Molist, ganador en dos ocasiones del Premio de Novela Histórica «Alfonso X el Sabio», regresa este martes a Toledo para presentar su última novela «Tiempos de Ceniza», en la que, de la mano de un librero que intenta defender su libertad, relata una serie de intrigas desarrolladas durante el dominio de los Borgia. Una trama de lectura ágil que consigue atrapar al lector con personajes tan variopintos como Savonarola, Maquiavelo o el Gran Capitán. La presentación tendrá lugar a las 19.00 horas en la Biblioteca, de la mano del escritor y periodista toledano Enrique Sánchez Lubián

-¿Qué se va a encontrar el lector en «Tiempos de Cenizas»?

El lector va a encontrar un relato lleno de emociones, de pasión, de intriga y aventura que le va a trasladar a finales del siglo XV y principios del XVI, la época más gloriosa de España.

-En el libro narra diferentes intrigas relacionadas con el papa Alejando VI y con los Borgia. ¿Cree que la historia les ha tratado de forma injusta?

Sí. Absolutamente injusta, pues el papa y su familia fueron unos personajes históricos de los que, como españoles, nos debemos sentir orgullosos. Pero sobre ellos ha recaído una leyenda negra, que fue el inicio de la leyenda negra española. Alejandro VI fue una persona muy hábil, que consiguió ser nombrado papa en una época en que todos los pontífices eran italianos y eran apoyados por las grandes familias italianas, e impuso su ley con mano de hierro en la Italia de la época. Hay que tener en cuenta que Roma era el lugar más poderoso del mundo en ese momento y los Borgia se comportaron como se comportaba la gente de aquel tiempo, ni mejor ni peor, pero con una gran habilidad para alcanzar el poder. El voto de castidad no se impuso estrictamente hasta 40 años después de la muerte de Alejandro VI y, aunque ahora nos escandalizamos de que los papas tuvieran hijos, a mí me gusta decir, en tono jocoso, que Alejandro VI fue un santo padre, poco santo y muy padre, porque tuvo siete hijos, pero por ello no fue menos santo que sus coetáneos, ya que su antecesor tuvo 16.

-En «Tiempos de ceniza» recupera la figura de Savonarola ¿Qué supone Alejandro VI en contraposición con este fraile que tanta influencia tuvo en Florencia?

Girolamo Savonarola fue el fraile de las hogueras de las vanidades, había logrado controlar Florencia, la ciudad del Renacimiento, a través de unas profecías apocalípticas, del miedo, del castigo, del pecado, de los ayunos y las penitencias. En contraposición, Alejandro VI es un papa muy tolerante, pues acogió a conversos y judíos huidos de España, perdonó a filósofos y pensadores de la época que estaban considerados como herejes, como Pico Della Mirandola, que propugnaba el respeto a otras religiones, o a Copérnico, que enseñaba en la Universidad de la Sapienza que la Tierra giraba alrededor del sol, contradiciendo la Biblia. El papado de Alejandro VI estableció cierta libertad de expresión y tolerancia, aunque él era un hombre muy religioso.

-En su último libro aparece también Maquiavelo ¿Qué actualidad tiene su obra «El Príncipe»?

En la actualidad vemos como muchas de las tácticas de poder que él expuso en «El Príncipe» son utilizadas por los políticos con la misma desconsideración hacia la gente que hace 500 años. He querido reivindicar a este gran pensador porque sobre él también recae otra especie de leyenda negra por el hecho de haber descrito en su obra más conocida las tácticas que usaban los poderosos de la época. Años después, cuando Napoleón leyó «El Príncipe» llegó a decir que su autor era muy inocente, pues la práctica del poder es más maquiavélica que el propio Maquiavelo. Su obra ha llegado hasta nuestros días y, aunque obviamente la sangre no corre como hace 500 años ni se quema a la gente en hogueras, podemos ver el uso y abuso del poder en los medios de comunicación.

-La búsqueda de la libertad es una constante en el protagonista, Joan Sierra, que se cree plenamente libre hasta que un esclavo le dice que prefiere seguir siendo esclavo a tener una falsa libertad. ¿Se da cuenta el librero de que esa plena libertad que él cree tener es una falacia?

Va dándose cuenta progresivamente, conforme transcurre la acción. Uno de los nervios principales de la novela es la lucha por la libertad en contraposición con el poder. Los pequeños buscan su libertad intentando debilitar el poder de los grandes. Eso ha sido una constante en el ser humano y, de ahí, que el concepto de libertad sea tan cambiante. Es un sentimiento utópico.

-Los libros y las librerías son el eje vertebrador de la novela ¿Qué papel desempeñaron en el Renacimiento?

Los libros fueron la gran revolución del Renacimiento gracias a la imprenta, que fue como el Internet de la época. Suponían una forma rápida de trasmisión del conocimiento. A lomos de los libros han cabalgado muchas revoluciones, desde la revolución protestante a la revolución francesa, o la marxista. Todas ellas usaron los libros como punta de lanza y forma de transmisión de ideas. El libro es claramente un elemento revolucionario y, por tanto, peligroso.

-¿El título de su última novela puede estar relacionado con las cenizas a las que quedaron reducidos todos los libros que quemó la Inquisición?

Sí. El título va asociado con esas grandes hogueras en las que no solo se quemaron libros, sino también cuadros y otros objetos de arte, y que a personajes como Savonarola provocaron tanto placer. Las hogueras son el resultado de todas las ambiciones humanas, ese pretender coartar la libertad de otros, y las cenizas son lo que queda de lo vano, de lo que desaparece.

-Cree, como se dice en el libro, que los libros tienen cuerpo y alma?

Claro que sí. Para mí el libro tiene un elemento mágico, que me continúa sorprendiendo, y es el hecho de poder transmitir emociones y pensamientos a través del tiempo y del espacio. Yo, leyendo, puedo sentir las mismas emociones que una persona que también leyó esa obra hace muchos años, y eso para mí es algo mágico. Eso es realmente el alma del libro.

-Aprovechando que regresa a Toledo, ¿qué ha supuesto para su carrera como escritor ganar en dos ocasiones el Premio de Novela Histórica «Alfonso X el Sabio»?

Con «El Anillo», en el año 2004, fui finalista y fue ahí donde empezó mi carrera literaria. Ese premio fue un trampolín para mi obra dentro y fuera de España, algo que se consolidó en 2007 con «La reina oculta». Por ello, siento un gran cariño por Toledo y todo lo relacionado con el premio. Me encanta regresar a esta ciudad porque, además de ser una ciudad hermosísima, para mí tiene un toque emocional importante.

-¿Tiene en mente ambientar alguno de sus próximos trabajos en Toledo?

En algunos de mis proyectos aparece Toledo porque, si hablamos de la historia de España, esta ciudad tiene un protagonismo muy importante y además es un escenario mágico.

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