SOCIEDAD
La desidia de la Administración aboca al cierre a uno de los dos centros especializados en alzhéimer del país
Si el Gobierno canario o el Cabildo de Tenerife hubiesen concertado al menos 20 de las plazas, el centro podría haberse mantenido

El Centro Delfín Bajamar es uno de los dos del país, el primero de capital privado, especializados en la enfermedad de Alzheimer . El otro es el Centro de Referencia Estatal de Salamanca , que pronto será el único. Habría bastado, para evitar el cierre, con que el Gobierno de Canarias o el Cabildo de Tenerife hubiesen concertado 20 de sus 119 plazas. Sin embargo, y a pesar de que las camas públicas están ocupadas y las listas de espera, saturadas, la respuesta de la Administración siempre fue la misma: «No hay dinero».
Lorenzo Hernández , propietario del establecimiento ubicado en la localidad de Bajamar, en La Laguna (Tenerife), recuerda durante la conversación con este diario cómo en 2011 estuvieron en su inauguración tanto el presidente del Ejecutivo autonómico, Paulino Rivero , como su entonces homólogo en la corporación insular, Ricardo Melchior . Tras la foto, no hubo más ayuda: solo 19 de sus plazas están cubiertas, ninguna de ellas concertada. «Lo hemos intentado por activa y por pasiva, pero la respuesta siempre es la misma», explica Hernández, quien con su familia puso en marcha un centro pionero a nivel estatal al que apenas le quedan unos días en funcionamiento.
El «Delfín Bajamar» contó con la tutela de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras Demencias Seniles de Tenerife (Afate) , que incluso se ocupó de la elaboración del proyecto técnico y supervisaba el trabajo del centro. «Las razones del cierre son la crisis y la falta de colaboración de la Administración; aunque las plazas públicas están llenas y las listas de espera son enormes, el argumento siempre es el mismo: no hay dinero», ahonda el propietario, cuya familia invirtió más de dos millones de euros para transformar el antiguo hotel Delfín (Bajamar fue en los sesenta y setenta un importante núcleo turístico) en un recinto pionero. «Es imposible seguir, tenemos más trabajadores [25] que internos», se lamenta.
Lo paradójico del asunto, expone Hernández, es que ni Ejecutivo ni Cabildo derivasen a un centro de tales características ni a una sola de las muchas personas en listas de espera. Centros privados de menor categoría y posibilidades tienen sus plazas ocupadas solo con pacientes «concertados», agrega el propietario, que intenta ahora ( «es una obligación moral» , afirma) reubicar en otros establecimientos a sus pacientes.
Hernández expone que si la Administración hubiese concertado al menos 20 de las plazas que oferta el establecimiento, el centro podría haberse mantenido, pues al menos habría cubierto gastos. El propietario asegura que tras conocerse el cierre, su familia recibió una llamada de responsables del Cabildo , dispuestos a recibirlos: «Es tarde», se lamenta . Ya en octubre Canarias habrá perdido su único centro especializado en alzhéimer.
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