Kepa Junquera: «He querido desterrar ciertos fantasmas»
Pertenece a esa estirpe de vascos universales, de navegantes, misioneros, emigrantes y empresarios, que han salvado distancias, roto barreras y traspasado fronteras. Ha conseguido que un instrumento limitado al baile y la cultura rural vasca como la trikitixa (acordeón diatónico) haya llegado a ser un instrumento que en sus manos rompe moldes. Porque Kepa Junquera es uno de esos músicos para los que su trabajo es enfrentarse a retos, algunos de dimensiones colosales, como su nuevo disco "Etxea" ("Casa"), un álbum en el que como es habitual en su trabajo ha contado con varios colaboradores.
Pero esta vez ha ido más lejos, pues el músico vizcaíno ha recopilado un bellísimo puñado de canciones tradicionales vascas y se las ha servido en bandeja a un colorido y coloreado abanico de artistas, de varias latitudes y otras cuantas longitudes. Y no son ni una ni dos frases hechas. Tomen nota de la gente que dijo sí a la convocatoria de Kepa: Estrella Morente, Olga Cerpa (Mestisay), Víctor y Ana, Emilio Aragón, Teresa Salgueiro (Madredeus) Ginesa Ortega, Pedro Guerra, Joâo Alfonso, Vitorino, Calamaro, Leo Mínax, Mafalda Arnauth, Pau Donés, Eliseo Parra, Amancio Prada, Jaime Urrutia, Loquillo, Luis Delgado, El Bola, José Antonio Ramos, Joaquín Díaz, Aute, Antonio Orozco, Carlos Chaouen, Miguel Ríos, Luis Ramiro, María del Mar Bonet, Dulce Pontes, Sole Giménez, Luis Pastor, Bosé, Uxía, Marina Rossell, Lluis Llach, Carmen París, Manuel Luna Santiago Auserón, Michel Camilo, Chano Domínguez. Y José Saramago, con emotivas palabras. De Bilbao tenía que ser el tal Kepa. Y del Athletic, "ése que nos hace sufrir y nos sale caro por nuestra filosofía, que es muy dura, aunque, y me apena decirlo, las sensaciones ya no son las mismas de antes".
Así empezó todo
Todo empezó hace bastante tiempo, aunque la fase final (el propio Junquera contactó a los artistas a través del e-mail, y posteriormente les remitió una maqueta) comenzó hace un año. "Siempre he compuesto la música que toco, que es básicamente instrumental. Pero amo el mundo de la canción popular, la que he oído en mi casa y también he interpretado. Son canciones universales, pero yo las veía ahí quietas, como dormidas, y me las imaginé llevadas al fado, a algo más latino, a algo colonial, como la música caboverdiana, la habanera, quería buscar esa apertura, ese guiño".
Los auténticos músicos populares, aunque amen el terruño, suelen tener una amplitud de miras y una idea universalista de la canción y de la vida que los hace grandes. Kepa Junquera es uno de ellos. "Este disco ha sido un sueño, pero también creo que es un símbolo, un gesto que puede ayudar a desterrar y romper ciertas fronteras. Hay que apreciar el valor de cualquier creador del mundo, sea de donde sea. Es como si me dijera, sólo voy a leer los libros que hablen de Bilbao, pues me perdería infinidad de cosas".
Junquera es también de los que cree que la música es bálsamo y ventarrón refrescante ante otros berenjenales más espesos de la vida: "Con este álbum he querido buscar un encuentro entre las personas que esté por encima de las circunstancias sociopolíticas, porque creo que ya estamos un poco saturados y necesitamos un poco de aire fresco". El aire que se cuela por las ventanas de esta "Etxea" encendida, una casa "que está abierta, con la llave puesta por fuera". Que San Mamés le bendiga.
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