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«Rompiendo el cascarón», primer ciclo de teatro para bebés

"Rompiendo el cascarón" es el primer ciclo de teatro para bebés que se celebra en Madrid, una experiencia innovadora que desde el próximo miércoles y hasta el mes de junio, llevará al Centro Cultural de la Villa a ocho compañías teatrales de distintos países.

Estimular el desarrollo sensorial y la formación de los pequeños es el objetivo de las ocho obras que desde el 27 de abril y el 19 de junio se ofrecerán dentro de este ciclo.

Las funciones tienen una duración aproximada de 30 minutos y los pequeños podrán en algunos casos interactuar con los actores, mezclarse en la escena y construir su propia realidad.

Todas las compañías que participan en este proyecto han trabajado durante mucho tiempo en las artes escénicas para niños, según apuntó hoy la directora del Centro Cultural de la Villa, Mora Apreda.

Cuatro de ellas son españolas, dos son italianas y las otras dos son belga y francesa. La primera actuación corre a cargo del grupo "Ultramarinos de Lucas", con su "Miramira", una obra sin texto en la que se combinan las formas geométricas, el cuerpo humano, los colores y la música.

A ésta le sucederá "Agnes Desfosses", en cuya interpretación "Sous la table" o "Por debajo de la mesa", se invita a los niños a sentarse, integrándolos en el decorado. El tacto, el oído y el baile forman parte de la historia en la que dos sirenas sueñan con tener las piernas de los espectadores, búsqueda en la que participarán los pequeños.

La directora Mora Apreda presentó este primer ciclo de teatro para bebés de entre 6 meses y 3 años y medio, sentada sobre una moqueta y dos almohadones de colores, al igual que los periodistas asistentes a la sala en la que tendrán lugar las representaciones, donde se respiraba un fuerte olor a colonia de bebé.

"Rompiendo el cascarón" simboliza el surgimiento a la vida que permite a los niños acercarse al teatro, según Apreda, porque ellos tienen sentimientos y también entienden y tienen su propia realidad.

"La percepción infantil es diferente a la del adulto. Está despojada de los convencionalismos y estereotipos", apuntó. Por eso el acompañante adulto no deberá interferir en la actuación para explicarle nada: "hay que dejar que la imaginación del niño fluya".

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