La NASA completa su pionera reparación en órbita, pero detecta problemas adicionales
Las milimétricas observaciones del «Discovery» encuentran otra inquietante protuberancia, justo debajo de una de las ventanillas frontales en la cabina de la nave
Un pequeño parcheo espacial, un gran respiro temporal para los responsables de la misión del «Discovery». El astronauta Steve Robinson, durante lo que ya empieza a conocerse como «el paseo del siglo», logró ayer completar una reparación histórica en la panza del transbordador para eliminar dos cintas de relleno fuera de lugar que amenazaban el muy calibrado perfil aerodinámico de la nave. Pese a las previsiones de tener que utilizar fórceps, tijeras y hasta una sierra de arco si hubiera sido preciso, al final Robinson fue capaz de eliminar el problema aplicando una gentil presión con su mano derecha, en una maniobra comparable a extraer un recibo de un cajero automático. Pero en el espacio, cualquier apariencia de sencillez resulta especialmente engañosa.
Lo que sería un rutinario proyecto para cualquier amante del bricolaje, a 321 kilómetros sobre la superficie terrestre se convierte en una tarea extremadamente complicada en un ambiente de gravedad cero, con brutales cambios de temperatura de acuerdo a la posición del Sol, el vértigo que supone la constante singladura del transbordador a 480 kilómetros por hora y las dificultades de llegar hasta la zona de reparaciones situada cerca de la compuerta del tren de aterrizaje delantero sin causar daños adicionales en las 24.300 losetas térmicas que recubren el «Discovery». De hecho, la tripulación ha sido la primera durante esta semana en expresar reparos ante esta pirueta sin precedentes.
Cien especialistas
Encaramado a la grúa-robot de la Estación Espacial Internacional (ISS), Robinson ha retirado las dos protuberancias en una secuencia exacta de movimientos coreografiada desde Houston con ayuda de dos centenares de especialistas. Matemático ballet también protagonizado por Jim Kelly, un «top gun» de la Fuerza Aérea de Estados Unidos, que se ha encargado de manejar el mecanizado brazo clave desde el interior de la Estación Internacional. En el exterior de la ISS también se encontraba el miembro japonés de la tripulación, Soichi Noguchi, dispuesto a ayudar a su colega y servir como repetidor de instrucciones en caso de emergencia.
La reparación ha tenido lugar durante el tercer paseo espacial previsto para esta singladura del «Discovery». Casi siete horas en las que Robinson y Noguchi se han ocupado también de la Estación Espacial Internacional, significativamente afectada desde hace dos años y medio en su calendario de construcción por la tragedia del «Columbia». Noguchi, además de colocar en posición una serie de experimentos científicos, ha ayudado a desplegar una plataforma de tres toneladas necesaria para avanzar ese ralentizado proyecto internacional que no puede completarse sin la capacidad de carga de los transbordadores de la NASA.
Dentro de esa tradición universal por la que los problemas nunca vienen solos, los ingenieros de la NASA han empezado a debatir la importancia de ciertos daños detectados en la parte exterior de la cabina del «Discovery». Las observaciones realizadas tras el lanzamiento desde Cabo Cañaveral indican un problema adicional de aislamiento fuera de lugar, justo bajo la ventanilla frente a los mandos utilizados por la comandante Eileen Collins. Esta protuberancia ha vuelto a plantear el recurrente debate de seguridad sobre riesgos inaceptables durante la maniobra de reentrada a la atmósfera terrestre.
Los temores de Houston se centran en la posibilidad en que parte de esta especie de manta aislante (de unos cincuenta centímetros de largo por diez de ancho) pueda desprenderse y golpear la cola o los motores del transbordador durante su retorno a casa. Los responsables de la misión creen que este daño adicional se habría producido por unas cubiertas textiles utilizadas para proteger los «jets» direccionales de la nave durante el lanzamiento. Las cubiertas están diseñadas para desprenderse sin causar daños, pero una habría tardado demasiado en hacerlo, impactando en la citada ventanilla.
Entre las opciones que se consideran no se descarta un nuevo paseo espacial («actividad extravehicular» o EVA, de acuerdo a la tecnificada jerga de la NASA) para eliminar el material aislante perforado junto a la ventanilla. Una decisión definitiva se tomará al final de esta semana. Con respecto a los raspones y desperfectos detectados en algunas losetas térmicas del «Discovery», los responsables de la misión han llegado a la conclusión de que no representan una amenaza.
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