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El mayodormo de Jávea

Menudo verano. Nadie dijo que fuera fácil pasar las horas de agosto con el tórrido pesar de los atardeceres casi infinitos. Pero a este agosto de 2002 se le ha ido la mano. Y septiembre comienza peor. Parece una plaga siniestra que arremete en un laberinto de desquiciamiento, cuando no la mera y secular canallada, contra quien se pone por delante. En esto no hay clases, ni edades. Lo de Jávea, sin embargo, adquiere los tonos y los perfiles de una historia intramuros envuelta en el pútrido celofán de un asesino de historia antigua. Tiene todos los elementos de la tradición negra anglosajona, salvo, por ahora, el móvil. Chalet, matrimonio de jubilados, buena posición social, verano de relámpagos y hasta un mayordomo y jardinero -lo que ya incorpora al Henry James de Otra vuelta de tuerca- de Nigeria. Un tipo se entregó a la Guardia Civil -el mayodormo, el jardinero- y confesó el crimen. Esto del mayodormo le llevará a más de uno a pensar en las películas, pero será para los que tienen un concepto raro de las películas. El estereotipo es lo del mayodormo. Pero, ya advirtió George Steiner que los estereotipos son verdades cansadas. Cansadas por las películas, que no son verdad, ni lo pretenden. Sin embargo, lo de Jávea es de verdad, por eso nadie se lo cree aún. Estos son tiempos de asesinatos sin móvil alguno. Por la cara. Los vecinos siempre dicen lo mismo. O qué todos eran buenos, o que se daban unas palizas cotidianas y memorables. También agosto ha sido pródigo en vecinos. Uno ha visto en la televisión más testimonios de vecinos que escritores firman en la Feria del Libro de Madrid. Cercano al deslumbrante Cabo de la Nao, sobre las calas del Mediterráneo, -algunas como la Granadella de espectacular visión- junto a todos esos lugares de sosiego, de vigilia, de anhelos, en la calle de la Media Luna ha sido el crimen de Jávea. Sin móvil aparente, quedan los nervios. Vaya explicación. Cuánto dolor provocado por una crisis nerviosa; eso, al menos, afirmó ayer, sobre el crimen, el alcalde de Jávea, experto en reordenamientos y urbanizaciones y parece que psicólogo ocasional. Menudo agosto el de las crisis nerviosas, los crímenes, los vecinos, el mayodormo y ahora, el alcalde psicólogo de Jávea.

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