Victoria 8: «Poner en valor lo de siempre»
Platos del recetario tradicional, aunque se permiten ciertas licencias, con un buen trabajo detrás y una materia prima seleccionada, sin trampa ni cartón
Siete restaurantes sevillanos en edificios emblemáticos: de una lonja hasta unos baños árabes

En una escena gastronómica totalmente trepidante, donde las aperturas y cierres se suceden cada semana, hoy vamos a un oasis, una casa que acaba de cumplir su mayoría de edad y que es una de las referencias gastronómicas de Triana.
Hablo de Victoria 8, el ... restaurante que regentan José Juan Lachica y Begoña Barquín, que se ocupan de la cocina y sala respectivamente. Un local con una decoración clásica, con una barra nada más entrar y diferentes salones donde el rojo de las paredes y la madera oscura del mobiliario dominan visualmente.
La carta al igual que su estética rezuma clasicismo, platos del recetario tradicional, aunque se permiten ciertas licencias, con un buen trabajo detrás y una materia prima seleccionada, sin trampa ni cartón.
Comenzamos con una de sus especialidades, sus gambas al ajillo con aguacate, una curiosa mezcla que le da suavidad al conjunto y que acompañan con un buen aceite, fundamental para el éxito del plato.
Un plato que me llamó la atención fueron sus empanadillas de perdiz, con una fina masa y relleno de un buen guiso de esta ave, aunque a mí en este caso me parece que en boca hay más hojaldre que relleno.

El bacalao dorado es uno de mis platos favoritos y en Victoria 8 hacen este ícono de la cocina portuguesa a su manera, con sus famosas patatas fritas y un pescado que en la preparación clásica se desmiga y en que se ven trozos más enteros.
Por supuesto terminamos con uno de sus guisos, quizás el que más fama tiene de los que reúne en su carta. La cola toro de esta casa es excelsa, quizás de las mejores que he probado en esta ciudad. Se nota ese largo reposo que ha tenido y que ha dejado huella en la profundidad del sabor que nos deja en boca. Perfecto final salado para esta comida.

No podíamos irnos sin el dulce y por recomendación optamos por su marquesina de chocolate, un postre para los chocolateros sin remedio, aunque llegó a la mesa excesivamente frio.
Es reconfortante encontrarte un restaurante de cocina tradicional bien resuelta, te invade una sensación acogedora a la que hay que darle el gran valor que realmente tiene. En esto, Begoña también tiene cuota de responsabilidad ya que comanda un buen servicio de sala.
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