Suculento: «Entre fogones y a fuego lento»
La propuesta no dista excesivamente de otros bares al uso, aunque en este caso el factor diferencial está en una buena ejecución
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Álvaro Salinero
Es curioso visitar un nuevo proyecto en una casa que conoces perfectamente, en la que has estado en muchas ocasiones, que ha cambiado, sí, pero algo se mantiene en el aire que te da la sensación de estar en un sitio que te resulta ... familiar.
Hablo de Suculento , un proyecto que se inició la pasada primavera en la plaza Pintor Amalio García del Moral, en el local donde nació en su día el Tradevo de Gonzalo Jurado. El lugar mantiene una estética parecida, entre tasca y gastrobar, muy minimalista y los pocos detalles que tienen vienen con el sello de una cervecera.
Dos experimentados hosteleros están al frente, Carlos Ramos en cocina y Rafael González en sala. Este último pasó incluso por esta misma casa cuando aún era Tradevo. La propuesta no dista excesivamente de otros bares al uso, platos recurrentes a los que cada uno da su toque especial, aunque en este caso el factor diferencial está en una buena ejecución.
Empieza la comida con su ensaladilla de langostino , estaba bastante bien, aunque tengo que reconocer que me espanta que la sirvan con la forma de una bola de helado. Una de sus especialidades, nos cuentan, es la tosta mexicana de atún rojo , una tortilla de maíz frita con un tartar encima y que acompañan de dos emulsiones, una de wasabi y otra de kimchi, un buen bocado.
Otro aperitivo interesante es su doble versión de la gilda que sirven juntas, una tradicional y la segunda es una versión actualizada en forma de tosta. Sus buñuelos de bacalao que vienen con un alioli suave tienen una textura esponjosa, aunque se sacrifica el sabor.
Tienen una sección de carnes, de las que pedimos un muy notable solomillo de vaca. Me sorprendió porque me encontré una carne de mayor calidad de la que esperaba, que acompañan de guarnición clásica de patatas y pimientos.
Los dulces son medios postres, como ellos les llaman, pequeños formatos de un brownie de chocolate blanco con helado de pistacho y de una creme brulee en espuma.
Su bodega, aunque no es muy amplia, está bien estructurada y ofrece una variedad suficiente para amantes de todos tipos de vinos.
Me he encontrado un muy buen bar en este nuevo Suculento, una carta con esos platos estereotipados pero que a los que, al estar bien ejecutados, no hay nada que objetar , de hecho, cada vez menos sitios cumplen en ese segmento.
Suculento: «Entre fogones y a fuego lento»
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