Suscribete a
ABC Premium

Casa Gálvez

Hay caracoles

Sosteniendo un esqueleto de caracol en una mano y una caña de cerveza en la otra, le venía al pensamiento a este cronista, cual Hamlet de Chespir, la crueldad añadida que gastaba esta ciudad con los chapados en Ranilla. Cuando en Sevilla había olores, llegaba ... hasta la chirona del Tamarguillo el aroma torrefacto del tostadero de Catunambú y lo que es aún peor, la marea fragante de cebada tostada y lúpulo fermentado de la fábrica de la Cruzcampo. Uno piensa que lo primero que querrían aquellas criaturas al salir de prisión era saborear una cerveza helada y que aquel primer trago largo intenso tendría el verdadero sabor a libertad.

Artículo solo para suscriptores

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comparte esta noticia por correo electrónico
Reporta un error en esta noticia