Restaurante Cuna 2 de Baco en Sevilla
Baco Cuna: «Del bacalao hasta los “nadares”»
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Iniciar sesión“un establecimiento que, en apenas diez años, ya se ha convertido en un clásico sevillano”
En esta nueva primavera que nos hemos inventado en Sevilla pasábamos por el Baco de la calle Cuna y no pudimos evitar entrar por sus puertas para recordar nuestras ... visitas de todas las Semanas Santas. Y, efectivamente, salvo niños con bolas de cera, todo era igual: ambiente de negocios, familiar y turismo a partes iguales. Y todo en un entorno cuidado y limpio. Y, sobre todo, un equipo de camareros excepcional corriendo de un lado a otro, atendiendo a diestro y siniestro y siempre con una buena cara. La parte negativa de esta hiperactividad es que te llegan los cinco platos que has pedido a la vez a la mesa. Y entonces lo frio se calienta y lo caliente se enfría. Salvo la Cruzcampo Origen que llega puntualmente y fría.
En vez de subir a su magnífica terraza con vistas a la casa del Marqués de la Motilla y la Catedral, esta vez preferimos quedarnos en la zona de tapeo y mesas de la planta baja. La carta, como todos sabemos, esta dedicada en cuerpo y alma al bacalao. Y si te gusta el bacalao, esto es un paraíso porque todos los hacen bien – ¡y son más de veinticinco las presentaciones! -: en fritura lo tomamos en forma de tortillita (en su forma sevillana clásica con ajo, cebolla y perejil) y en pavía, con un rebozado fino y nada espeso ni grasiento que es el pecado habitual que se comete con este plato. Lo tomamos también con un rico tomate, y con un bacalao en el punto perfecto. Y para terminar probamos las cocochas al pil pil, deliciosas y con el punto justo de las guindillas.
Del apartado “fuera de bacalao”, está bueno el salmorejo agazpachado que probamos: suave y dulzón y con unas virutas de buen jamón que lo equilibra aportando el toque salado. Una ensaladilla rusa, tradicional (o sea que no es la últimamente omnipresente de gambas) realmente conseguida y en la que destacar especialmente la mayonesa. Finalmente tocamos hueso con un revuelto de setas, espárragos y langostinos que realmente no nos entusiasma.
Terminamos la comida compartiendo un generoso brownie de chocolate con helado de vainilla que está a la altura del resto de la comida. Porque, aunque habíamos ido a tapear, terminamos comiendo en parte porque pedimos con los ojos y en parte porque el tamaño de las tapas es más bien de media ración.
Qué bien volver a la hostelería más tradicional en esta nueva primavera.
- Comer al aire libre
- Comer con vistas
- Comida de negocios
- Cuchareo
- Disfrutar de un buen vino
- Recomendado
- Terraza
- Cena romántica
- Navidad
- San valentin
- Semana santa
Comida
3/5Servicio
4/5Ambiente
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