Venta Pedro: «Tradición y creatividad en Casabermeja»

El entorno de Venta Pedro mantiene el encanto de las ventas de toda la vida. La zona de la barra y el primer comedor conservan su aire tradicional, sin cambios aparentes, mientras que el segundo comedor ha sido renovado con buen gusto, sin perder ese carácter rústico que le da calidez. Los aperos antiguos y la cerámica andaluza forman parte de la decoración, creando un espacio en el que apetece sentarse sin prisas. Cuando hace frío, las chimeneas aportan un toque hogareño, mientras que en los meses cálidos, su terraza es perfecta para disfrutar de una comida al aire libre.

Desde hace años, Venta Pedro es un habitual en el concurso anual de platos de chivo lechal que se celebra en la Fiesta de la Cabra Malagueña, cosechando premios y reconocimientos por sus elaboraciones.

Hablar de Venta Pedro, como ya hemos mencionado, es hablar del chivo lechal malagueño. En su carta encontramos desde preparaciones tradicionales como la estupenda paletilla al horno, cocinada lentamente hasta alcanzar una textura melosa, a uno de los platos estrella de la carta: el brioche de chivo, una fusión entre lo clásico y lo moderno que destaca por su equilibrio de sabores y texturas. El pan brioche, dorado en mantequilla, envuelve un relleno de chivo cocinado al horno, deshuesado y mezclado con cebolla caramelizada, pasas, orejones y almendras fritas. Todo ello se acompaña de una ligera mayonesa de trufa que potencia el conjunto y lo convierte en un bocado con un toque sofisticado y delicioso.

Siguiendo con las reinterpretaciones del chivo, también puedes encontrar en la carta pastela de chivo con el mismo relleno del brioche envuelto en masa fina, terminado con azúcar glass y canela o albóndigas de chivo en vino dulce y romero.

Aunque el chivo es el gran protagonista, la carta de Venta Pedro ofrece otras opciones que merecen atención. Entre ellas, destaca el aguacate a la brasa con crema de maíz, pico de gallo y queso feta, un entrante fresco y lleno de matices que juega con los contrastes de temperatura y texturas o si buscas algo más tradicional, la troceada de lomo en manteca con pan rústico, otra opción que combina autenticidad y sabor. Un lomo tierno y jugoso. No nos hubiese importado algo más de pan para untar esa riquísima manteca.

En el apartado dulce, los postres reflejan la misma filosofía de combinar tradición con innovación. La «loca» es el postre más solicitado de la casa. Un guiño al emblemático pastelillo malagueño, pero nosotros nunca hemos sido muy fans de este dulce y nos lanzamos a por la tarta de chocolate. Fue lo único de esta estupenda comida que no nos convenció, ni por sabor ni por textura. Quizá fue culpa nuestra, teníamos en mente otro tipo de tarta.

Atención cercana, amable y una carta de vinos cortita, sencilla, con referencias clásicas nacionales y algunas etiquetas de la Serranía de Ronda. En esta ocasión, nos decantamos por Pago del Espino, de Bodega Cortijo Los Aguilares, un tinto ecológico con Tempranillo, Syrah y Petit Verdot que nos acompañó bien durante la comida.

Venta Pedro representa el equilibrio entre tradición e innovación. Su carta, en manos de Jordi Cuesta y Germán González, refleja respeto por la gastronomía local, sin renunciar a la creatividad ni a la evolución de sus platos. A ello se suma un ambiente acogedor, un servicio atento y precios razonables, factores que convierten a este restaurante en una buena opción en la de la comarca de Antequera.