Primeria Selection, refugio de sibaritas

El caso es que Luis puso en marcha el bar más cabal e inteligente de Marbella . Tan simple – y tan difícil – como el mejor producto, una bodega amplia que además se sirve por copas, una decoración agradable y cálida – a modo de colmado contemporáneo –en el escaso espacio que permite el local, combinaciones sencillas que sólo se basan en el buen gusto de su propietario y un equipo conocedor e implicado que contagia su entusiasmo . Desde entonces Primeria se ha convertido en un lugar de culto en la ciudad .

A lo largo de estos años no se ha apartado ni un ápice de aquella línea marcada en su día: la de un ultramarinos, una abacería del siglo XXI, una tienda donde comer, con una selección extraordinaria de productos. Sin esnobismos y buscando la calidad y el compromiso por encima de otras consideraciones . Un escogido elenco de productores que se trata con respeto y buen gusto en la cocina y en la mesa.

Así, acomodados en la minúscula barra o en alguna de sus mesas altas –aunque también existe la posibilidad de reservar en la barra de degustación o en la mesa semi privada de la zona interior– podemos abrir a placer los mejores productos de una amplio catálogo: el caviar de Royal Caviar, las ostras Ancelin, las anchoas de Sanfilippo que se sirven con mantequilla de oveja y brioche tostado, las chacinas ibéricas de Maldonado y Dehesa de los Monteros, los embutidos mallorquines de Can Company, los quesos seleccionados y afinados por Quesería Cultivo, las conservas de La Cala y Serrano .... Una carta que se complementa, además, con una selección de platos y montaditos que van rotando periódicamente, muchos de los cuales se han convertido ya en clásicos de la carta.

Podremos continuar entonces con la clásica gilda de la casa, los huevos rellenos de tartar de atún –una acertada revisión del plato tradicional– o una deliciosa lengua curada con encurtidos . La oferta del día incluye tentaciones como las quisquillas al natural con aceite y lima, la tortilla vaga de gamba blanca con papada ibérica o unas soberbias conchas finas con gazpacho . Entre los montaditos, algunos ya recurrentes como el estupendo mollete de Máximo con panceta ibérica, pepino, cebolleta y hoisin o con butifarra, el perrito de bratwurst trufado en brioche, el serranito ibérico o el bikini de focaccia con trufa, porchetta y queso . Podemos rematar la jugada con el ya famoso atún encebollado o una carne selecta de cerdo ibérico o vaca .

Lo mismo que a los productos se puede aplicar a su catálogo de vinos, poco convencionales en general, pero siempre elegidos y servidos con criterio . Se bebe muy bien en Primeria. Desde el aperitivo en la barra donde se cuidan los vermús, los vinos generosos y la coctelería hasta la selección de vinos, a precio de tienda , que permiten beber sin miedos. El servicio cumple : implicado y entusiasta, conocedor de sus productos, amable y diligente por lo general. Los precios obviamente van en consonancia a los productos que se consuman pero aquí es donde viene otra de sus ventajas: la versatilidad. Un lugar que permite tomar un vino de calidad y un montadito por seis o siete euros o darse un homenaje en toda regla. Siempre se pasa bien en Primeria . Producto de calidad, una cocina comedida que únicamente trata de realzarlos y hacerlos más amables y buenos vinos para acompañar. Un refugio para sibaritas.