Málaga
Mesón Ibérico: Elogio de las grandes barras
Uno de esos lugares que lo tiene todo: mucho oficio en cocina, tocando todos los palos, una carta tremendamente atractiva repleta de platos apetecibles, un producto muy bien seleccionado y cuidado y un servicio de barra empático –y simpático– profesional y diligente.
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Iniciar sesiónDesconozco si estoy en lo cierto, si históricamente ha sido exactamente así y cuál es el motivo exacto –si es que lo hay– para que esto suceda, pero siempre he tenido la impresión de que Málaga no es una ciudad de grandes barras . ... Quizás por la propia idiosincrasia de nuestras tabernas –como pueda suceder también en Córdoba, por ejemplo– o por esa afición desmesurada que tenemos por estar al aire libre y disfrutar de nuestro privilegiado clima. O por esa vieja estrategia hostelera de “sentar” al cliente para que consuma más y permanezca en el local. O sea quizás por la influencia que ha ejercido en nosotros el cliente foráneo, más afín a la mesa y la terracita que a acodarse en una barra con los parroquianos. El caso es que siempre he echado de menos esas grandes barras –en el sentido figurado y literal– en nuestra ciudad. Y es este un fenómeno que podemos extender al resto de la provincia.
Los más optimistas argumentarán que tenemos barras con solera y tradición como cualquier otra ciudad y, desde luego, hay honrosísimas excepciones . Pero, en el fondo, si lo analizamos fríamente y sin apasionamientos podemos llegar la conclusión de que no es sencillo encontrar una barra en la que poder acomodarse para disfrutar de una comida distendida en esta ciudad. Hay estupendas barras que son antesala de estupendas comidas y barras que complementan al comedor y aligeran las esperas. Pero barras que sean un destino por sí mismas hay pocas, poquísimas. Y por eso el Mesón Ibérico es un destino tan especial que merece estar reseñado en esta sección.
Fundado en 1998 por Pepe Luis Zorrilla , que tristemente nos dejó hace unos años, el mesón es cosa ahora de sus hijos: Víctor , a cargo de la sala y de ese grupo de experimentados profesionales que es santo y seña de la casa, y Marcos , profesor de música reconvertido a jefe de cocina que, a juzgar por los resultados, parece haber acertado de pleno con su nueva vocación. Ambos continúan sin desviarse lo más mínimo del plan trazado por su padre, alma del mesón: las mejores materias primas seleccionadas con criterio, una cocina tradicional muy cuidada y un servicio esmerado . Tan fácil de decir y tan difícil de llevar a cabo.
A partir de ahí el ritual es tan sencillo como asegurarse de llegar un poco temprano para conseguir un espacio suficiente para el egoísta disfrute –recordemos que el espacio en la barra es limitado pero generoso– y dejarse llevar por ese gran equipo de camareros que componen la alineación oficial del Mesón Ibérico . Existe también un pequeño comedor y hay mesas altas pero lo suyo es granjearse un hueco en esa barra.
Lo cierto es que es complicado decidirse en un carta tan atractiva y extensa como la que presenta el mesón . Para empezar conviene estar atento a las vitrinas que exhiben algunas de las tapas en oferta y parte del producto marino del día. Unas conchas finas y unos bolos por aquí, unos búsanos y una tapa de pulpo aliñado y estamos en marcha. Para continuar –y haciendo honor al nombre del establecimiento– unos ibéricos que aquí son de categoría: jamón o caña de lomo de 5J o Joselito, coppa ibérica o chicharrones ibéricos fritos de Cádiz . Y más allá del ibérico: chorizo picante de León, morcilla de hígado y cominos de Arriate, Salchichón de Sendra en tacos … Dejaremos para otro día la sección de montaditos aunque el de pringá es pura felicidad entre panes. Y una selección de quesos que es un espectáculo.
Momento para dar paso a la cocina . Porque en esta casa hay un producto extraordinario pero también se cocina por derecho . Se fríe muy bien: gambas, boquerones al limón, calamares o adobo de rosada . Y también se guisa, con enjundia y finura. Irreprochables y muy malagueñas la jibia en salsa o el albondigón en salsa de almendras y canónico el bacalao al pilpil que goza de merecida fama. Remataremos la jugada con esos extraordinarios riñones o las chuletillas de cordero lechal a la plancha . O el pinchito moruno y el flamenquín , ambos de factura impecable. Las opciones, en fin, son casi ilimitadas.
La carta de vinos es amplia aunque incide principalmente en los clásicos tintos españoles . Seria de agradecer una mayor oferta de blancos, espumosos y generosos, especialmente por copas.
Qué gran barra es la del Mesón Ibérico . Uno de esos lugares que lo tiene todo: mucho oficio en cocina con platos que se resuelven bien tocando todos los palos y a un altísimo ritmo de trabajo, una carta tremendamente atractiva repleta de platos apetecibles, un producto muy bien seleccionado y cuidado y un servicio de barra empático – y simpático – muy profesional y diligente, con deseos de agradar y vender, flexible y ajustándose a cada comensal. Ejemplar en ese aspecto. Además, precios muy razonables para la calidad que llega al plato. Está permanentemente abarrotado por muy buenas razones.
Valoración:
Precio: 3
Comida: 4
Servicio: 4
Ambiente: 4
Dónde está Mesón Ibérico
Dirección: Calle San Lorenzo, 27, C.P. 29001, Málaga.
Horario: De 13 a 16.30 horas y de 20.30 a 24 horas.
Teléfono de contacto: 952 603 290.
Mesón Ibérico: Elogio de las grandes barras
ValoraciónComida
4/5Servicio
4/5Ambiente
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