MARBELLA CLUB
El Grill, el esplendor del lujo y la historia
La magia del comedor, el servicio, los detalles de la mesa y de la sala, el ambiente sosegado y elegante, los vinos que se sirven con conocimiento y discreción... Un refugio de nostálgicos y amantes de la sala que, a juzgar por la altísima ocupación, debemos ser unos cuantos.
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Iniciar sesiónEscribir sobre El Grill del Marbella Club siempre impone cierto respeto. El Grill es un emblema de la restauración en Marbella, en la Costa del Sol y en España . Uno de esos lugares que permanecen anclados en la leyenda por el ... peso de su historia. Un restaurante eterno por el que ha pasado lo más granado de la sociedad de la última mitad del siglo XX, una época en la que vivió su máximo esplendor, y que ha mantenido una línea casi invariable en las últimas décadas hasta el día de hoy.
Es por ello que casi resulta un atrevimiento juzgarlo como a un restaurante entre iguales, como a uno más entre otros. Pero es algo que debemos hacer y hacemos con gusto, porque siempre es un placer volver al Marbella Club, poniendo las cosas en su contexto , y, por supuesto, valorando el enorme prestigio de la institución y la influencia que un restaurante así ha ejercido sobre la gastronomía malagueña . Y lo hacemos con la tranquilidad y el alivio de ser muy conscientes de que es un lugar que el cliente foráneo abarrota a diario y al que no le va afectar especialmente cualquier reticencia que podamos tener.
Porque si hay un restaurante difícil de catalogar en la Costa es El Grill del Marbella Club . Inmutable en sus principios y firme en su propuesta, satisface año tras año, a una clientela que busca exactamente eso: una propuesta inequívoca que resulta cómoda para una masa clientelar que no busca nada más que un puñado de platos reconocibles, agradables y bien hechos y a los que los precios les resulta un parámetro indiferente. La carta de El Grill es la que es y no pretende sorprender a nadie. Por un lado, tenemos una parte del menú encantadoramente retro que recupera recetas de la gran cocina clásica , si bien es verdad que las ejecuta un poco a su manera, sin atender a los cánones culinarios tradicionales. Por otro lado , encontramo s recetas que nos retrotaen a esa cocina internacional un tanto desfasada de los hoteles de lujo de las últimas décadas del siglo X X y, por otro, tenemos la parrilla, el leit motiv del establecimiento .
Pero no nos equivoquemos, en absoluto hablamos de un restaurante superficial o anodino y cuya cocina deje indiferente . Porque buena parte del peso de la experiencia aquí la marca la atmósfera, el peso de la historia, los camareros de uniforme y la música ambiente, las salseras, la chimenea de invierno y la terraza de verano, los detalles de la mesa – la vajilla de plata, la mantelería, las campanas de servicio – y, en fin, ese aura de lujo clásico que envuelve el conjunto .
Pero vayamos a la mesa . Suponiendo que sea verano, habremos efectuado una obligatoria escala previa en el bar de la terraza para echar un trago de uno de los más pluscuamperfectos Dry Martinis que se pueden probar en la provincia . En invierno podemos hacer lo propio en el Rudi’s Bar aunque no es lo mismo: lo prefiero para una sobremesa. Cumplido el trámite, llegará el momento de ocupar nuestro espacio y dejarse llevar. En mi opinión, hay una decena de propuestas a las que aferrarse para cenar en El Grill , aunque casi todos los platos que he probado a lo largo de estos años han cumplido sobradamente. Pero hoy nos vamos a aferrar a los clásicos .
Para empezar, el estupendo foie micuit con pan de especias y chutney de mango , impecable terrina de un hígado de pato de calidad. O unas excelentes ostras con una clásica “mignonette” o con una lujosa – y onerosa – adición de caviar Oscietra . También convence el excelente salmón ahumado servido con “mimosa”, crema agria y tostas de pan . Resulta mucho menos interesante, sin embargo, la ensalada de bogavante con salmón ahumado, hinojo y espárragos , donde cada ingrediente parece viajar por su lado. O un tiradito de hamachi algo anodino que se queda un tanto corto de matices. Entre las entradas calientes, merece la pena la espera para el rotundo soufflé de queso . También convencen el consomé de ternera o la pasta fresca con bogavante, crema de marisco y estragón . Más desconcertantes y algo confusos me parecen la vieira con puré de coliflor, jamón y aceite de hierbabuena o el risotto de verduras al azafrán , algo pastoso.
Para continuar, tampoco convence especialmente el lenguado a la meunière, que presenta los lomos fritos a la andaluza y unas espinacas salteadas como guarnición . A la hora de decantarse por un plato hay tres claras opciones: el bogavante Thermidor, el solomillo Wellington con hígado de pato, espinacas y salsa de trufas o - por el que optamos en la última visita – el estupendo Chateaubriand a la parrilla con bearnesa y salsa gaucha , servido con toda su pompa y circunstancia. Entre los postres resulta ineludible el soufflé al Grand Marnier con salsa de vainilla . Agradecería un poco menos de azúcar aunque fuese en detrimento de su estabilidad.
Del servicio se hace cargo una brigada muy profesional. Personal curtido y con experiencia aunque a veces tienda a olvidar que no en todas las mesas se sienta un habitual, un magnate o una celebridad sino clientes anónimos que también merecen un poco de cariño. A su frente, Ángel González, el padrino de los sumilleres en la Costa Del Sol , experto acreditado y brillante anfitrión que dirige, acomoda y cuida clientes. Un ejemplo en la sala . A su cargo, una bodega amplia y construida a lo largo de los años que, lógicamente, responde a los precios que requiere su ubicación pero que tampoco asusta.
La vida transcurre despacio e inalterable en el Marbella Club, lo que no deja de suponer un cierto alivio en tiempos de aperturas y cierres vertiginosos, de inversiones faraónicas y de desconcierto conceptual . Probablemente algún plato mereciera una revisión o un poco más de atención al ejecutarse, aunque en general resultan convincentes, pero la magia del comedor, el servicio –cordialmente distante y educado-, los detalles de la mesa y de la sala, el ambiente sosegado y elegante, los vinos que se sirven con conocimiento y discreción o la cadencia de un servicio tremendamente profesional lo convierten en refugio de nostálgicos y amantes de la sala que, a juzgar por la altísima ocupación, debemos ser unos cuantos.
- Terraza
- Abierto los domingos
- Disfrutar de un buen vino
- Primera cita
- Quedar bien con un compromiso
- Cena romántica
Comida
3/5Servicio
4/5Ambiente
5/5- Tradicional
- Solomillo
- Cordero
- Solomillo de ternera
- Caviar
- Tartar de atun
- Steak tartar
- Risotto
- Atun
- Entrecot de ternera
- Atun rojo
- Pasta
- Secreto
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