En Erre & Urrechu hay cocina, hay servicio y sala, hay bodega... Un restaurante con gran potencial.
Brasas y mucho más en uno de los grandes hoteles de la Costa del Sol
Víctor Carracedo está al frente de un espacio en el que se apuesta por la calidad, con las brasas como leit motiv de su cocina.
La carne a la brasa es un imprescindible del restaurante.
Hace apenas un mes que en esta misma página comentábamos como esa vieja tendencia que arrastraban algunos hoteles a la endogamia y a cerrar sus puertas a la clientela local se ha ido transformando -afortunadamente- hacia un modelo de restaurantes y bares ... muchos más receptivos, abiertos y atractivos hacia el cliente de la calle que, sin necesidad de pernoctar en los hotel, puede disfrutar ellos, de un ese óptimo nivel de cocina y servicio que se le presupone a un establecimiento de categoría.
Cabe decir en ese sentido que la trayectoria del Gran Meliá Don Pepe a lo largo de los años en cuanto a su oferta de restauración ha sido ejemplar . Desde aquel mítico Grill La Farola de la vieja escuela que nos deslumbraba de jóvenes hasta la amplia oferta actual y pasando por restaurantes que ya son historia como Calima o el T-Bone de Iñaki Gorrtxategui . Algo a lo que han contribuido enormemente la predisposición la cadena, el buen hacer de Rocío Galán, general manager del hotel, y la llegada de Víctor Carracedo como chef ejecutivo , que ha terminado de impulsar y redondear una oferta gastronómica muy potente que suma a los dos restaurantes del Grupo Capuchino, Capuchino Café y el asiático Tahini , la arrocería y restaurante mediterráneo Bardot y este del que hoy nos ocupamos: .
Y vaya por delante que la descripción como “asador” se le queda bastante corta a Erre . Ya desde un primer vistazo, por las hechuras del local: una sala muy amplia y elegante, con entrada propia desde el aparcamiento, presidida por las brasas que se cobijan tras una cristalera y que se prolonga hasta la terraza, con una distancia más que considerable entre mesas, aunque dentro de un tono de cierta informalidad. Luces tenues y ambiente distendido que invitan a la relajación y a la charla, en esa línea de lujo desenfadado que propone el hotel. Un asador asesorado por Iñigo Pérez “Urrechu” que ha ido creciendo en estos casi tres años de complicada existencia y que ha logrado consolidar una oferta muy sólida que escapa por completo al típico restaurante de hotel.
La sala del restaurante.
Un ambiente espacioso y muy cuidado.
En encontramos como leit motiv fundamental las brasas: leñas de encina, olivo y naranjo para carnes, pescados y verduras a la parrilla , respectivamente, completadas con una carta de platos de cocina muy atractiva con reminiscencias de esa culinaria vasca, burguesa y actualizada, que caracteriza al sello de Urrechu . Y una muy especial atención a las verduras y platos vegetarianos con un gran tratamiento de las hortalizas en concreto y del resto de las materias primas que se plasma en platos inteligentes y sabrosos con un producto, en general, muy notable.
Las brasas como leit motiv del restaurante.
Así, cabe empezar con alguno de los platos que llevan la firma de Urrechu, como las estupendas croquetas de Jamón 5 Jotas o las de gamba blanca, el corte de foie gras con teja de pan crujiente o el steak tartar de vacuno con tuétano , contundente y sabrosa propuesta. También encontramos ciertas concesiones más contemporáneas como la impecable ostra Gillardeau a la brasa o el goloso brioche de txangurro, al estilo de un lobster roll norteamericano . Junto a ellos, platos más livianos pero muy bien resueltos como el tartar de remolacha asada a la sal con aguacate y manzana , estupendo en su concepción y ejecución, los bimis a la brasa con salsa romesco, la lombarda asada con un brillante aliño de manzanas y pistachos o las berenjenas glaseadas con miso . Algo más discutible resulta el hinojo –demasiado terso y leñoso– a pesar del buen pilpil de tomate que lo acompaña.
Croquetas de jamón 5 Jotas.
Ostra Gillardeau a la brasa.
Lombarda asada con un brillante aliño de manzanas y pistachos.
Puerros a la brasa en Erre&Urrechu.
Hinojo con pil pil de tomate.
Leña de naranjo para la parrilla de verduras.
Para pasar a mayores conviene considerar la oferta diaria de pescados y mariscos , desde unas espectaculares gambas rojas a una tentadora langosta a la parrilla pasando por un rodaballo salvaje a la bilbaína, un tronco de rape asado y fileteado con su refrito o una lubina asada con mantequilla de finas hierbas . Productos bien tratados en el fuego que se presentan con puntos de cocción acertados.
Gambas rojas en su punto de cocción.
Pero si algo resulta ineludible en Erre son sus carnes . Y en este capítulo debo detenerme especialmente en la chuleta de vaca frisona con 30 días de maduración que me sirvieron en mi última visita. Deliciosa, tostada por fuera, cuadrada de punto y caliente por dentro , que se acerca mucho a mi ideal a pesar del formato individual. Además, se sirve en dos pases –el centro primero y los laterales y el hueso después– para poder comerla caliente. La demostración de que tan importante o más que el origen y la maduración son el atemperado y la técnica del asado. Se sirve, además, con guarniciones a la altura de tan excelsa chuleta como las cebollitas y los puerros a la brasa . Como alternativa de cocina a los numerosos cortes de carne a la brasa el jarrete de ternera lechal asado durante 16 horas, acompañado de zanahorias glaseadas, un puré de patatas impecable y reducción de su jugo .
Chuleta de vaca frisona con cebollitas y puerros.
Carne a la brasa, seña de identidad de Erre.
La selección de vinos a cargo de José Antonio Cosano que hace una labor impagable de promoción de los vinos locales , eligiendo y mostrando lo mejor de las bodegas malagueñas –en un lugar con tanta afluencia de clientes como es el Don Pepe-, incluyendo ese barril exclusivo de vermú de Bodegas Dimobe con el que propone comenzar la comida . Espectacular cata de vinos dulces para acompañar los postres .
Barril exclusivo de vermú de Dimobe.
Cata de vinos dulces en los postres.
Hay cocina, hay sala, hay servicio –aunque puede resultar algo apresurado por momentos y es bien es cierto que nunca he encontrado la sala llena-, hay bodega y hay, sobre todo, una sensación de que se trata de hacer las cosas bien, de profesionalidad e, incluso, de cariño . Buenos mimbres para un restaurante ambicioso que pretende ser el señero de uno de los hoteles de lujo más emblemáticos de la Costa del Sol . De esos que un repite a menudo.
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La sala del restaurante.
Erre&Urrechu
ERRE es un asador-vinoteca, que cuenta en los fogones con el reconocido chef guipuzcoano Iñigo Pérez. Al frente de la dirección está Víctor Carracedo, el chef ejecutivo del lujoso complejo hotelero. En este espacio gastronómico apuesta por carnes y pescados, productos del mar, d
e la montaña y de la huerta, todo ello a la brasa, acompañado de una elaborada carta de vinos.
La elaboración del producto consiste en madera de olivo para las carnes; en lo que a los cárnicos se refiere, se usa madera de encina; y para los vegetales, brasas de naranjo. Entre tanta carne, ERRE tiene también propuestas para su público vegano.
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