Dónde comer las mejores tortillitas de bacalao de Málaga: Estos son nuestros recomendados

Con él se preparan potajes, guisos, frituras y, sobre todo, las célebres tortillitas de bacalao. Un bocado humilde que ha resistido el paso del tiempo y que, cuando está bien hecho, es capaz de robarle el protagonismo a cualquier plato de carta. Porque detrás de una buena tortillita hay algo más que nostalgia: hay producto, técnica y el punto justo de fritura. Ni demasiado gruesa ni demasiado fina, ni cruda ni seca. Solo bacalao, ajo, perejil, una buena masa y ese crujiente que es pura banda sonora de Semana Santa.

Con esta excusa y en pleno ecuador de la semana grande, desde Gurmé Málaga hemos preguntado a nuestro editor, Carlos Mateos, por esas tortillitas que merecen una parada. No son las únicas que se hacen bien en la ciudad, pero sí son diez apuestas seguras para disfrutar de este clásico como se merece.

Están en bares de barrio, en restaurantes históricos y en locales que saben cuidar la tradición sin necesidad de artificios. Algunas son más finas, otras algo más esponjosas; unas apuestan por el rebozado más sencillo y otras juegan con el aliño. Pero todas tienen algo en común: están hechas con mimo, con buena mano y con el bacalao como absoluto protagonista.

Pocas tapas representan tan bien la Cuaresma y la Semana Santa como las tortillitas de bacalao, y en el Bar Nerva saben muy bien cómo prepararlas. Doradas y crujientes, sin exceso de aceite, es una de las tapas que pide repetir. Una de esas recetas que solo salen redondas cuando se hacen con oficio, y aquí el oficio se nota. No es casualidad que este bar lleve más de 30 años siendo una parada fija en el barrio de la Victoria.

Con una clientela fiel y una cocina sin fuegos artificiales, Nerva ha conseguido lo más difícil: que uno se sienta como en casa, y que vuelva por el sabor de siempre. En estas fechas, sus tortillitas forman parte del paisaje culinario malagueño, junto a sus platos de cuchara, pescados frescos y otras tapas de tradición que siguen teniendo peso en la ciudad.

A dos pasos del bullicio turístico, El Trillo sigue siendo uno de esos refugios donde la cocina tradicional no entiende de modas. Con décadas de historia a sus espaldas, este mesón mantiene la fidelidad de quienes valoran el sabor de siempre y el producto tratado con respeto.

En su carta manda el bacalao, y en estas fechas, eso se traduce en tortillitas recién hechas, doradas en su punto, con ese interior jugoso que solo se consigue cuando hay mano en la cocina. Son una de esas tapas que definen la cocina tradicional tan típica de estas fechas: sencilla, sabrosa y con ese toque casero que recuerda a las casas de antes.

Aquí se viene a comer sin prisas y con la seguridad de acertar. Porque en El Trillo no hace falta reinventar la tradición: basta con saber hacerla bien.

Decorada hasta el último rincón con imágenes y recuerdos de hermandades, esta taberna es mucho más que un lugar para tapear: es un viaje directo al corazón sentimental de la Semana Santa malagueña.

Con precios populares y una carta que rinde tradición a los platos típicos malagueños, aquí se puede encontrar desde un chicharrón de Cádiz hasta unas keftas de cordero, pollo al vino o sus mejillones XXL, pero si hay algo que conquista en estas fechas son sus tortillitas así como sus buñuelos de bacalao. Crujientes por fuera, tiernas por dentro y con ese sabor a ajito y perejil que las hace irresistibles. Ideal para quienes quieren comer bien, a buen precio y disfrutar del ambiente cofrade en cualquier momento del año.

Si hay algo que define al Bar Pacheco es su vocación de barrio. En la zona de Cruz de Humilladero, este local es uno de esos bares donde desayunar bien, tapear sin prisas y encontrar platos con sabor casero a precios muy comedidos. Su carta es extensa, con clásicos como albóndigas en salsa de almendras, magro con tomate, ensaladilla rusa, morcilla de arroz o habas con jamón, pero también con propuestas algo más actuales como hamburguesitas con salsa bourbon o burritos de kebab de pollo.

En tiempo de Cuaresma, las tortillitas de bacalao se convierten en uno de sus imprescindibles. Se sirven en formato de tres unidades por tapa y se preparan siguiendo la receta tradicional, con el bacalao bien presente y una fritura ligera que respeta el producto. Crujientes, sabrosas y sin florituras: lo justo para acertar.

Una parada sencilla pero efectiva para quienes buscan cocina popular y una tapa con identidad malagueña.

El Bar Zurich es uno de esos sitios con sabor a barrio que conquista sin grandes alardes. Abierto hace casi dos décadas por la familia Cantero —aunque el local ya funcionaba décadas antes bajo el mismo nombre, herencia de un antiguo propietario suizo—, este bar de Echevarría del Palo ha sabido mantener una clientela fiel a base de cocina sencilla y precios razonables.

Su carta está llena de clásicos que no fallan: rabo de toro, calamar a la plancha, albóndigas en salsa de almendras, flamenquines o arroces del día. Pero también hay sitio para el tapeo más malagueño, con platos como la ensaladilla rusa, las gambas a la plancha o unas buenas conchas finas cuando toca.

Las tortillitas de bacalao se suman a la oferta con esa fritura casera que gusta por su finura, con el bacalao desmigado y una masa ligera. Una de esas direcciones que nunca defrauda si lo que se busca es comer bien sin complicaciones y con el sabor de siempre.