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Empezó en los años 80

Nuestros bares de barrio: Mané, un establecimiento familiar, singular e incombustible

Este establecimiento es conocidísimo desde hace décadas entre Santa Rosa y el cámping

Toñi Mora, responsable de Mané amgorriz

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Desde los años 80, el bar Mané es un clásico en la zona residencial que hay entre la barriada de San Rafael (popularmente conocida como Santa Rosa) y el Brillante. Antaño era la vía del tren a Cerro Muriano por un lado y el cámping municipal por otro los que hacían de frontera. Y se trataba de una vía hasta con la caseta del guardagujas y su familia en plena ciudad. A mediados de los 90 esa red ferroviaria dio paso al bulevar de Escultor Fernández Márquez. Pero baste esta introducción para resaltar las peculiaridades del lugar, como un pequeño barrio dentro de otro.

Dicha peculiaridad se complementa con otra, Mané esta dentro -aunque a la vista desde la calle- de una zona privada acotada de un edificio, bajo los soportales. Un pequeño barrio dentro de otro, y dentro de una comunidad de vecinos Mané. Justo arriba vive además su primer dueño, el que da nombre al establecimiento, y que lo dejó en poco tiempo. Como ven continuamos con las singularidades. Luego vinieron otros responsables. Estuvieron apenas seis meses. Y por fin aquellos que han estado al frente tres décadas: Toñi Mora y Juan Delgado.

Parte de la terraza de Mané amgorriz

Ellos imprimieron el sello que ha caracterizado a Mané desde entonces: buena y simpática atención y una oferta siempre encaminada al público familiar . Desgraciadamente Juan murió hace seis años de forma prematura, a los 56, haciéndose cargo desde entonces Toñi. Y cuando decimos encargándose queremos decir ella sola para todo como un escardillo , expresión cordobesa que se queda corta, pues atiende a los desayunos, cocina, a los que tapean o toman café por la tarde, recoge…el concepto multitarea ha encontrado aquí a su representante honoraria. Durante años, desde el 2010, además mantuvieron la gerencia de Mané con la de T y J (por Toñi y Juan) que estaba situado en Arroyo del Moro y arrendaron hace un tiempo al actual Matraca Bistró de Periko Ortega. Aunque Juan sí procedía de joven del mundo de la hostelería, no así Toñi, que era auxiliar de psiquiatría y trabajaba en el que fue conocido como manicomio de Alcolea hasta dejar aquella labor por la que ejerce todavía hoy.

El Bar Mané es un clásico con muchas pequeñas peculiaridades amgorriz

La jornada en Mané es intensiva y larga, va de 8:00 a 20:00, de la hora de los desayunos a las cervecillas de antes de cenar. Sus citas de los sábados y los domingos son ineludibles para los clientes. El sábado hay migas. Y el domingo arroz. La carta es tradicional e incluye salpicón a la tártara, el pisto de la Toñi, que lleva huevo, pastel de verduras con salsa de espinacas, alcachofas al mané (naturales con salsa de la casa), guisos como espinacas con garbanzos, albóndigas, carrillada o callos, y por supuesto superclásicos del tapeo como croquetas, boquerones en vinagre, salmorejo, ensaladilla o flamenquín. Se puede disfrutar de toda esta variedad a diario salvo los miércoles, que es el día de descanso.

Mientras los alrededores cambian, y mucho, Mané permanece no sólo con el mismo nombre, sino con el mismo aspecto de siempre. Un verdadero bar de barrio por el que ya han pasado generaciones de clientes, que guarda la memoria de Juan, y al que le quedan mucho años más gracias a la labor de Toñi.

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