Los comedores con más encanto de Córdoba
Salones con siglos de historia, paredes cargadas de emblemas o barras que derraman solera
Como se suele decir, también se come con los ojos, y es que, no solo la presentación de los platos influye en la creación de impresiones, sino que el entorno, la decoración transmiten igualmente sensaciones que contribuyen al disfrute de una comida. Crear esta atmósfera ... no es fácil, ya que, en ocasiones, requiere que pasen los años para que el encanto se vaya asentando.
Por otro lado, con la ayuda de especialistas, un establecimiento que, en un principio carecía de atractivo, puede llegar a convertirse en un espacio acogedor y con personalidad. En el caso de Córdoba, se pueden encontrar restaurantes de todos los estilos. Aunque predomina el estilo tradicional andaluz -de paredes de azulejo y cuadros y fotografías al uso- también los hay más modernos y minimalistas.
En este sentido, les recopilamos algunos de los rincones con más encanto de la capital en los que comer rodeados de arte.
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Comedor principal del restaurante
La Casa de Manolete bistró
Cuando uno se planta frente a este palacete, puede imaginarse a su antiguo dueño, el torero Manolete, bajando los escalones que dan a la calle para salir a dar un paseo por su Córdoba. Imponente, de paredes blancas y dividida en cuatro diferentes salones para disfrutar de su propuesta gastronómica. La decoración palaciega, con sus grandes lámparas, pinturas y ventanales evoca lo que un día fue el edificio. De igual modo, en la parte trasera han mantenido el patio para disfrutar de un aperitivo, mientras que en uno de los laterales la majestuosa parra cubre unas mesas altas para una comida más informal.
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Vista de uno de los comedoes
Taberna San Miguel Casa El Pisto
De las tabernas clásicas cordobesas El Pisto puede ser considerada una de sus puntales. No solo en cuanto a su trayectoria y comida, sino también por mantener el espíritu de la taberna cordobesa. Entre sus fundamentos se encuentran la barra de madera sufrida, los carteles de ‘no se fía’, los cuadros de temática taurina, las cuidadas macetas del patio y el aroma a vino que flota en el ambiente. Todo ello hace de esta casa andaluza un lugar en el que se disfruta igual un fino en la barra que unas espinacas esparragadas en cualquier mesa de uno de sus comedores.
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Vista cenital del patio
Restaurante Almudaina
En una casa noble del siglo XVI, situada en la Judería, se encuentra este restaurante de cocina cuidada y producto andaluz. Según cuenta la familia propietaria, la vivienda fue adquirida por el padre en 1987. Desde ese momento la adaptaron a las necesidades de un restaurante, sin alterar de ningún modo su esencia. El patio central, con una arquitectura que recuerda a los corrales de comedias, reparte toda la luz por el edificio a través de su espectacular claraboya. La vegetación que cuelga de la planta superior, aporta el color y el frescor que rompe con los tonos blancos y marrones de la madera. Además, cuentan con varios comedores, luminosos y acogedores, adornados con pinturas de bodegones y paisajes agrestes, así como una terraza con vistas a la arboleda de la plaza Campo Santo de los Mártires.
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Noor
La luz y las formas geométricas son los componentes que vertebran la decoración de los salones del único restaurante con dos estrellas Michelin de Córdoba. La agradable luz cenital resalta la amplia gama de colores que tienen sus platos, así como los dibujos andalusíes que adornan paredes y vajilla. La atmósfera minimalista y sofisticada, casi etérea, mantiene el confort y la calidez, en tanto que hace relucir con más fuerza la propuesta culinaria de Paco Morales.
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Vistas al patio desde el comedor principal
Restaurante Ermita de la Candelaria
Este restaurante, abierto en 2017, tiene su comedor principal en una ermita del siglo XV. En realidad, no hay que añadir mucho más, ya que supone un atractivo por sí solo, pero el patio que lo ilumina y la exquisita decoración que rodea el salón forman un tándem único en la ciudad. Por su parte, en la planta superior, el resto de salones están igualmente ornamentados de forma clásica, regalando espaciosidad y serenidad, mediante la armonía de sus tonos y aderezos.
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Patio del Limonero
El Churrasco
Este templo de la comida tradicional, refleja el mismo estilo de cocina que en la decoración de sus comedores. La elegancia viene dada por un aire castellano que le dan la madera y las paredes de piedra. Además, la profesionalidad del servicio y la tranquilidad que transmite, reconfortan a cualquier comensal. La cuidada disposición de las mesas con manteles de tela y cómodas sillas hacen inevitable que la sobremesa se alargue, por ejemplo, en el patio que alberga, curiosamente, un imponente limonero.
7
Salón de 'Ganaderos'
Bodegas Campos
La solera de esta centenaria bodega del barrio de San Pedro ha permanecido perenne, lo que la ha convertido en un emblema de la ciudad. En sus dos plantas se agrupan salones de todos los tamaños y formas, por los cuales han pasado ya varias generaciones de cordobeses, que han querido formar parte de la historia viva de esta casa. No podemos citar solo un comedor con encanto, puesto que todo el conjunto lo tiene. Si bien, cada salón es único y diferente. Tal es así que los nombres de los comedores están asociados a la decoración que alojan o al uso que tuvieron antes de convertirse en parte del restaurante. Así encontramos, entre otros, las salas de ‘Célebres’, ‘Despacho’, ‘Ganaderos’, ‘La Despensa’, ‘Venta Blanca’ o ‘Las Canastas’.
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Regadera
La Regadera es un singular restaurante ubicado en la calle Ronda de Isasa, que a través de su cristalera irradia originalidad y franqueza, al igual que su cocina. Mantiene una decoración colorida, donde la sencillez y practicidad dejan paso a un espacio que podríamos calificar como eco o natural. La madera cruda es combinada con plantas que se reparten por las mesas y paredes, sin olvidar elementos retro como los taburetes y los azulejos blancos de la recepción.
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Panorámica del comedor
Restaurante Arbequina
El restaurante del hotel Hospes Palacio del Bailío conjuga una refinada decoración con una arquitectura y un mobiliario rompedores. Se sitúa sobre los vestigios de una antigua casa romana que puede contemplarse a través del suelo de cristal. La zona gastronómica del hotel, presidido por el comedor principal, con sus delicados frescos y la amable iluminación, es completada por un bar y una terraza-jardín de igual gusto.
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