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Iniciar sesiónSi usted tiene los años necesarios y cerrara los ojos, con la placidez adecuada, en la magnífica terraza del gastrobar Baco , bien podría imaginarse, justo enfrente, al desaparecido viaducto del Pretorio viendo el esfuerzo renqueante de los autobuses municipales intentando coronarlo. Si alguien ... de aquella época cerrase los ojos, en la parte opuesta, desde el bar de Manolón, con un botellín de cerveza en la mano, tampoco podría ni soñar que los Registradores de la Propiedad, con el paso de los años, pudiesen habitar un edificio tan moderno y estilizado; y mucho menos que en sus bajos se ubicase un bar retromoderno como Baco. Hay que ser atrevido y valiente para en plena pandemia poner en funcionamiento un establecimiento de restauración ; y encima abierto, de forma continua , desde la 7,30 de la mañana hasta las copas de la noche.
El local es cálido y colorista, bien diseñado, con unos ventanales de envergadura que lo inundan de luz y permiten exhibir, algo casi perdido hoy día, un magnífico ejemplar de jamón serrano que se va cortando a cuchillo, a demanda de sus clientes; y siguiendo, claro está, de forma impecable los cánones establecidos para este menester. El interior se complementa con una amplia terraza que cuando se acabe de configurar, ganará en bienestar al añadir mayor intimidad y silencio. Se puede empezar desayunando un intenso y aromático café con una descomunal tostada de pan de pita, con aceite de oliva y jamón, crujiente y tierna a la vez; tal vez una buena manera de empezar el día. Pasadas unas horas, para el aperitivo, se pueden elegir unos gustosos boquerones en vinagre, al modo tradicional y unas anchoas del Cantábrico, en este caso mejorables, que permiten componerse su propio “matrimonio”.
La carta no es muy amplia pero más que suficiente para tocar un amplio espectro de ofertas para todos los gustos . Se reserva un apartado destacado a elaboraciones de atún: resulta delicioso el tartar, servido en pequeños dados reconocibles y no machacados, cosa bastante habitual; y con los aderezos justos para que se mantenga el sabor del túnido que en este caso es de buena calidad.
Pero el rey de la casa es el burrito de atún rojo (maíz tostado, salsa “kimchi” y cebolla morada encurtida): irresistible y exquisito. Y más si se acompaña de una copa de Clarión, Viñas del Vero, un vino equilibrado, fresco y seductor donde los haya. Lástima de los tallarines negros con salsa de anchoas y tomates secos, plato fallido, que requiere una profunda revisión. No ocurre, ni por asomo, lo mismo con el suculento “tataki” de chuleta de vaca acompañado de tres salsas (“chuney” de pimientos asados, mostaza con miel y ajo negro). La carne roja fileteada, estilo rosbif, es tierna y sabrosa; se deja acompañar a la perfección por un estupendo y granate Izadi Selección
La carta de vinos, bien elegida y mejor armada, dispone de unas referencias muy atractivas y con una relación calidad/ precio del todo generosa. Si ha esto se le añade un servicio joven pero profesional a la vez que desenfadado, amable y eficaz, el bienestar general de la visita está asegurado. En suma un lugar con personalidad, informal pero con estilo, de precios razonables y sugerencias para compartir.
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